STEs Castilla y León►Mujer |
VIOLENCIA SEXISTA |
La violencia sexista al igual que cualquier otro tipo de violencia (racista, clasista…), tiene su origen en sentimientos de superioridad. En este caso son los hombres, no todos, los que se consideran superiores, distintos a las mujeres. Las diferencias no tendrían porque crear jerarquización, ni imposición, ni maltrato, ni ridiculizaciones. Sería estupendo que mujeres y hombres, chicos y chicas respetaran su diversidad no tanto por pertenecer a uno u otro sexo sino por ser personas cada una única y especial por el hecho de serlo. Pero la realidad es bien distinta. En nuestra sociedad Occidental somos iguales ante la ley, pero no en la vida cotidiana. Niños y niñas son modelados de manera diferente en todo su proceso de socialización: colores al nacer, cuentos con modelos distintos, juegos y juguetes diferentes, medios de comunicación (fomentando la agresividad en ellos y la apariencia externa en ellas), tareas domesticas asumidas en gran parte por las mujeres… Con toda esta carga de genero nos llegan las chicas y los chicos a las aulas. La violencia sexista tiene su origen en esta primera diferencia existente, la sexual. Es jerárquica porque el único sujeto de referencia existente históricamente ha sido el hombre. Las mujeres sin voz propia eran definidas por otros (EAU, 1986). Las mujeres eran lo otro, lo inferior, lo complementario. El movimiento feminista ha conseguido en los últimos siglos grandes conquistas: derecho al voto, derecho a la herencia, derecho a su propio cuerpo. Pero a pesar de lo conseguido, aún persiste esa profunda sensación de superioridad masculina en amplios colectivos. Reflejo de esta situación son las decenas de mujeres que mueren siendo sus agresores maridos ocompañeros. En muchos casos ellas querían separarse o estaban haciendo uso de sus derechos. Pero en la educación de los hombres no se contempla el tener en cuenta las necesidades de los demás. Aprenden que el poder se ejerce desde el dominio y para conquistarlo si es necesario se utiliza la violencia. Los niños crecen sintiendo que las diferentes son las niñas y ellos los sujetos de referencia, los normales. Por ello se permiten ridiculizar lo que hacen las niñas y considerarlo inferior, no diferente. La educación de la masculinidad ha de cambiar, enseñando a los niños a conectar con sus sentimientos, sus debilidades, sus miedos y no fomentar la ley del más fuerte, la prepotencia y el abuso como método para conseguir sus deseos. En la comunicación se han de fomentar las relaciones desde la escucha, el consenso y la flexibilidad. Las niñas, las chicas, las mujeres, en ocasiones asumen roles de dominación para así sentirse al mismo nivel que ellos, para dejar de ser inferiores, copiando en un intento de igualdad, lo peor del estereotipo masculino. Otras muchas mujeres y hombres conquistan día a día relaciones de intercambio donde se escucha, se atiende, y se expresan sentimientos, ideas, proyectos y deseos. En definitiva avanzando hacia el respeto mutuo. Tener en cuenta todo este entramado de relaciones presentes puede ayudarnos en nuestra labor docente y por supuesto en nuestro crecimiento personal. En ello estamos y seguiremos avanzando para que las contradicciones entre los valores que intentamos asuma nuestro alumnado y nuestras actitudes personales sean cada vez más coherentes.
Lourdes García Cebrián |