Hoy día es frecuente que escuchemos tanto
en prensa, como en televisión, como en las charlas con los
compañeros/as hablar de violencia
escolar, y dentro de ella de la violencia sexista. Considerando la violencia
sexista como base de múltiples comportamientos de chicos y chicas
desarrollaremos la importancia de ésta
en la creación de nuevos valores en el ámbito escolar.
¿Pero qué es la escuela?
. Es el lugar, el espacio físico al que acuden niños y niñas, chicos y chicas
desde los 3 a los 16 años de manera obligatoria para formarse. El objetivo
básico de esta educación formal es “el desarrollo integral de las personas”.
En el proceso de
socialización influyen también la familia, el barrio, los medios de comunicación, con un poder especial los medios audiovisuales (películas, series,
documentales…). La escuela es un reflejo de la sociedad en la que nos movemos
(con sus inquietudes, sus valores, sus expectativas, sus desencantos etc…) por
lo tanto la escuela no es NEUTRAL, en ella también se manifiesta la violencia
sexista que se respira, se palpa en nuestra sociedad.
Pero ¿qué es la violencia
sexista?. Es esa presión que se ejerce desde la infancia encasillando a niños y
niñas en unos estereotipos, en unos moldes, en unas etiquetas que deforman
tanto a unas como a otros: niña (sumisa, dependiente, generosa, frágil
físicamente, seductora…); y niño (independiente, poderoso, fuerte físicamente,
activo, autosuficiente…)
La mayor violencia que se
puede ejercer desde el ámbito escolar es asumir que estos comportamientos son
NATURALES.
El origen para asumir sin
una posición crítica todos los tipos de violencia posible se gesta en el
proceso de socialización global de la persona.
El periodo escolar
obligatorio se ha prolongado y supone un tiempo de preparación y espera para la
incorporación a la vida con real ejercicio de derecho, por lo tanto es un
tiempo básico para potenciar aspectos críticos en alumnos y alumnas.
En lo concreto. ¿Cómo se
refleja la violencia sexista en el ámbito escolar?. En la violencia sexista
están implícitas unas leyes que se consideran NATURALES y que son la base de la
jerarquización, ¿QUIÉN MANDA? ¿QUIÉN OBEDECE? ¿QUIÉN DECIDE? ¿QUIÉN LO ASUME?…
Esta violencia ancestral
entendida como imposición genera actitudes que fomentan la SUMISIÓN en las niñas y adolescentes y la
DOMINACIÓN en los niños y adolescentes.
¿Cómo? En la medida en
que la escuela, el profesorado, la
administración no se cuestionan en profundidad la transmisión del sexismo éste
se hace presente en cada uno de los contenidos y actitudes, como por ejemplo:
· El uso de la palabra: si no se toma conciencia, los
chicos hacen más uso de la palabra, se muestran más, son más visibles. Los
chicos hablan más que las chicas en situaciones verbales chicas-chicos. Ellos
lo hacen sin particular conciencia del abuso y las chicas permiten que lo
hagan.
·
Los libros de texto con sus imágenes y contenidos ignoran a las mujeres o reproducen roles
tradicionales para chicos y chicas.
· La atención: los niños al ser más inquietos, más
agresivos, más revoltosos reciben la atención del profesorado en una proporción
de 74 a 100.
·
El curriculum oculto es todo aquello que transmitimos
inconscientemente, sin darnos cuenta (las niñas recogen y ordenan; los niños
organizan y hacen uso de los espacios más amplios arriconando a las niñas…).
En definitiva desde el
ámbito escolar, si no se interviene se siguen manteniendo los estereotipos
existentes. Se potencia lo permitido y esperado para unas y otros.
Esta no intervención
fomenta las actitudes de DOMINACIÓN-SUMISIÓN, base de la violencia sexista.
Uno de los
comportamientos que resulta más distorsionante en los Centros docentes es la
AGRESIVIDAD. Frecuentemente los alumnos suelen hacerlo, preferentemente los
chicos se pelean y a veces llegan a las manos, ridiculizan a las chicas con
calificativos como: tetona, gorda, culona o con agresiones físicas: les cogen
el culo, las asustan y muchas más. La agresividad en los chicos es reforzada
desde la infancia (juegos, juguetes, modelos de identificación, etc…). Los
chicos, en general, utilizan la violencia como instrumento para resolver
conflictos. La continuación de la “ley del más fuerte” que rige el mundo
animal: el abuso de la fuerza física y el poder, la competitividad a cualquier
precio, el escaso desarrollo de la afectividad.
En los chicos se tendrá
que fomentar el desarrollo de la afectividad y el tener en cuenta a los demás,
no ganar a cualquier precio sin ver a los otros y otras.
¿Y en las chicas? ¿Qué
ocurre con las chicas? . Es importante resaltar que la SUMISIÓN que se fomenta
en las niñas, las chicas es un comportamiento tan inadecuado como la
agresividad de los chicos. Aunque las conductas sumisas no molesten
aparentemente tanto como las agresivas son igualmente negativas para el
desarrollo personal de esas futuras mujeres. Hemos de enseñarlas a que hagan
uso de sus espacios, de su tiempo al hablar, etc.
Tenemos que desarrollar
en las niñas y adolescentes la aserción, esa conducta propia de las personas
maduras que sienten un profundo respeto tanto por ellas mismas como por los
demás y que son capaces de hacerse valer, de reivindicar lo que les pertenece y
de negarse a hacer aquello que no quieren. Las personas asertivas son
conscientes de sus sentimientos y son capaces de canalizarlos. Son personas que
no acostumbran a generalizar, hablan de
ellas mismas.
Este desarrollo de las
asertividad en las chicas, futuras mujeres, y el tener en cuenta a las otras
personas (deseos, sentimientos gustos…) en los chicos, futuros hombres, romperá
la base de la humillación, la ridiculización, las descalificaciones, la
imposición de la fuerza física (palizas, peleas, muertes, asesinatos…).
Siendo conscientes del
arraigo tan profundo que tienen estos comportamientos de dominación, sumisión,
debemos utilizar todos los recursos posibles para erradicarlos y seguir
profundizando en su análisis y consecuencias
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