n año más nos encontramos con un
1º de Mayo que será el reflejo de la situación actual del
sindicalismo en el Estado español: puestas en escena de los dos
grandes y acomodados sindicatos y manifestaciones del resto de
organizaciones sindicales, convocadas con claro carácter
reivindicativo en solitario o unitariamente por varios
sindicatos; pero estas últimas pasarán desapercibidas para el
conjunto de la sociedad, pues los medios de comunicación, que
informan amplia y únicamente de las convocadas por los
mayoritarios, las ignorarán. Y todo entre la indiferencia de un
gran número de personas asalariadas y de paradas que ven a los
grandes sindicatos como algo ajeno.
Esta
indiferencia debe hacernos reflexionar de las razones que han
llevado a una gran parte del conjunto de trabajadores y
trabajadoras a tener esta posición. Y la reflexión nos lleva a
denunciar que la actitud acomodaticia y la permanente cesión de
los grandes sindicatos ante los gobiernos, del signo que sean, y
las patronales han hecho que la mayoría de los trabajadores vean
a los sindicatos como una parte más del sistema productivo y
económico y no como una posibilidad de mejora de las condiciones
de vida y de trabajo y, por lo tanto, de modificación de la
sociedad actual.
La Europa del capital, la de la
directiva Bollskestein, la precariedad en el trabajo, los
contratos en precario, la explotación de la juventud y de las y
los inmigrantes, la infravaloración del trabajo de las mujeres,
la nueva reforma laboral con la que nos amenazan, la pérdida de
poder adquisitivo de los salarios, la inseguridad en el trabajo
y los accidentes laborales, la desregularización de las
condiciones de trabajo, la deslocalización de empresas, los
astronómicos beneficios de la banca y de las grandes empresas…,
la pretensión de que la educación se convierta en una mercancía
y entre en el campo del AGCS (Acuerdo General sobre Comercio de
Servicios), son aspectos de la globalización de la economía que
necesitan de Sindicatos fuertes para frenarlos, para conservar
la dignidad de las trabajadoras y trabajadores.
Y estos Sindicatos necesarios no
son los actuales sindicatos mayoritarios que están
permanentemente dando valor sindical y político a los dictados
del poder político y de las patronales. Existimos, al mismo
tiempo, muchas trabajadoras y trabajadores que estamos
convencidos que es necesario un instrumento de lucha para la
mejora de nuestras condiciones de vida y de nuestra sociedad,
que estamos convencidos de que es necesario un Sindicato que no
se pliegue a los dictados de las administraciones o patronales.
Y ahí estamos, trabajando por la estructuración de un nuevo y
alternativo modelo de Sindicato que base su acción en el
asamblearismo, en la toma de decisiones en todos los ámbitos por
parte de los trabajadores y trabajadoras y no por las cúpulas
sindicales.
Hemos construido distintos
Sindicatos de rama, de sector… y ahora tenemos el objetivo de
seguir creciendo y, al mismo tiempo, unificarnos en
Intersindicales de tal forma que podamos dar una respuesta más
organizada y contundente a las administraciones y patronales
cuando planifiquen medidas que no supongan avances, que supongan
retroceso en nuestras condiciones de trabajo. Somos Sindicatos,
de marcado carácter sociopolítico, que nos situamos en la
izquierda social y política y que estamos empeñados en cambiar
la sociedad para mejorarla.
Hay, por tanto, otro sindicalismo;
ahora es responsabilidad de todas y todos fortalecerlo,
extenderlo y unificarlo para que sea un mejor instrumento para
el progreso social, y para que el conjunto de la sociedad tenga
el convencimiento de que HAY OTRO SINDICALISMO.
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