1. Uno de los
aspectos más controvertidos de la LOMCE es su
carácter antidemocrático.
Antidemocrático por el propio
proceso de elaboración y aprobación de la ley,
que no cuenta con más apoyo que el del partido
en el Gobierno, y antidemocrático también por el
funcionamiento que pretende para los centros
escolares.
2. Hasta ahora,
el Consejo Escolar era el órgano colegiado de
gobierno de los centros.
En él están representados
todos los sectores de la comunidad educativa
-profesorado, estudiantes, familias, y personal
de administración y servicios- . Todos juntos
participaban -hasta la aprobación de la LOMCE-
en la toma de decisiones relevantes: proyecto
educativo del centro, criterios de admisión de
alumnos, programación general anual, etc.
3.
Con la LOMCE, el Consejo Escolar pasa a ser un
órgano meramente consultivo.
Todas las
decisiones dependerán, única y exclusivamente,
del director o directora, que además no será ya
elegido por la comunidad educativa sino nombrado
a dedo por la Administración.
4.
Si no hacemos frente a este atropello
democrático, los directores o directoras de los
centros podrá definir, sin contar con nadie, la
“especialización” de su centro -eufemismo que
abre las puertas a una peligrosísima conversión
de los centros en guetos-.
Podrán gestionar,
ellos solos, y saltándose las listas
centralizadas, la gestión de recursos humanos
(el profesorado que se queda y el que se
marcha). Y podrán decidir, unilateralmente -y
esto es inquietante- la obtención de recursos
financieros complementarios.
5.
Un centro así gestionado estará educando
súbditos, y no ciudadanos.