La apuesta por la privatización de
lo público por parte del PP no tiene
límites. No sólo están recortando la
financiación de las Universidades
públicas estrangulando su
funcionamiento y abocando a muchos
campus a su práctica desaparición.
Sino que están suprimiendo
titulaciones y carreras
universitarias de las Universidades
públicas, mientras que autoriza «de
forma inmediata» la quinta
universidad privada de Castilla y
León, con una oferta de titulaciones
que se solapa con las que se ofertan
por las universidades públicas de
esta Comunidad Autónoma.
El Consejo de Gobierno de la Junta
de Castilla y León ha tomado una
decisión eminentemente política, de
acuerdo con su ideología
ultraneoliberal y privatizadora de
“más mercado, menos estado”,
autorizando la puesta en marcha de
la autodenominada “Universidad
Internacional Isabel I de Castilla”
(el último nombre que le han
puesto), universidad privada on line
con sede en Burgos, en contra
incluso del parecer del resto de
instituciones académicas
universitarias de la Comunidad.
Desde
2011 el Gobierno central del PP,
guiado por la misma ideología
neoliberal de privatizar todo lo
común y público, ha pasado a los
gobiernos autonómicos la exigencia
de una reforma del “Mapa de
Titulaciones universitarias”. La
Junta de Castilla y León decidió
iniciar este mapa suprimiendo 12
titulaciones de las Universidades
Públicas de Castilla y León y
fusionando otras muchas. Cerca de 50
carreras universitarias se ven
afectadas en nuestra Comunidad por
este nuevo recorte de la Junta de
Castilla y León a lo público. Por
supuesto, la Junta lo vende no como
recorte, sino como “ordenación” o
“racionalización” utilizando su
neolenguaje tan de moda actualmente.
Sin embargo, la propia Comisión
Académica del Consejo de todas las
Universidades de Castilla y León,
durante la reunión del día 1 de
julio del 2013 se posicionó en
contra de la creación de esta
universidad privada, por
contravenir los criterios para la
creación de centros y enseñanzas
universitarias establecidos en
el artículo 10 de la Ley de
Universidades de Castilla y León
donde se exige «una adecuada
distribución geográfica» que ya
existe, así como de responder a la
«aparición de nuevas necesidades
educativas», hecho que no se da,
puesto que están cubiertas con las
instituciones existentes, dado que
el centro privado ofrece
titulaciones que ya se ofertan en
todas las universidades de Castilla
y León.
Incluso se han opuesto los propios
rectores de las universidades
privadas que ya existen en Castilla
y León, recordando el informe
desfavorable elaborado a finales de
2010 por la comisión académica. En
este documento las universidades
alegaban, además de que la oferta de
estudios ya está cubierta, que la
empresa promotora –Campus Educativo
de Castilla y León–, adolece de
experiencia académica sólida y que
la modalidad on line tampoco
representaba una novedad, dado que
la mayoría de las universidades
contaban con enseñanzas en la Red.
El informe de la comisión académica
también cuestionaba la primera
denominación, Universidad
Internacional de Castilla y León,
por cuanto representaba una
«competencia desleal» y podía
generar confusión en perjuicio del
sistema universitario de la
Comunidad. La denominación original
cambió a la de ‘Universidad Privada
Internacional de Burgos’. Finalmente
ha adoptado otra denominación igual
de controvertida.
Pero el PP de Castilla y León,
contra viento y marea, ha
decidido potenciar este proceso de
privatización de la universidad,
convirtiendo en negocio las
instituciones académicas y de
investigación al servicio de
empresas comerciales con demasiados
vínculos con algunas
administraciones. Es absurdo que la
Junta apruebe la creación de una
universidad privada que va a
impartir grados y titulaciones que
coinciden en su práctica totalidad
con titulaciones que actualmente se
están impartiendo en universidades
públicas de Castilla y León, la
mayoría en Salamanca. Además
titulaciones que cuentan con
saturación de oferta en Castilla y
León como Derecho, Administración y
Dirección de Empresas, Ingeniería
Informática, Arquitectura, CAFYD,
Nutrición Humana y Dietética,
Psicología, Educación Primaria,
Educación Infantil, Historia o
Geografía.
Estas decisiones unilaterales y
autoritarias de la Junta de Castilla
y León, recortando lo público y
promocionando el negocio privado, no
están basadas en ningún estudio ni
investigación contrastada. Son las
ocurrencias y exigencias de recortes
que se imponen a la comunidad
universitaria. Y lo imponen a sangre
y fuego: «Si hay acuerdo
maravilloso», pero que «si no lo
hay» la Consejería de Educación de
la JCyL decidirá qué titulaciones se
eliminan de las universidades
públicas y qué nuevas universidades
privadas se crean, porque están
«convencidos» de que es lo que
tienen que hacer estos nuevos
líderes de la empresa universitaria,
olvidando el logro democrático y de
acceso que supuso la extensión
regional de la universidad.
Mientras, los estudiantes de
nuestra comunidad se están marchando
a Oviedo, a Galicia o a Francia que
tienen universidades con
tasas mucho más baratas. A la
vez que otros muchos alumnos y
alumnas se dan de baja en la
matrícula de este curso por la
brutal subida de tasas que ha
establecido la Junta de Castilla y
León. En esto sí que somos
campeones. Hemos conseguido la
medalla de bronce, porque somos la
tercera Comunidad que más ha subido
las tasas en las universidades
públicas, encareciéndolas un 42%. No
es de extrañar que el volumen de
estudiantes matriculados se haya
reducido un 14,6% en el comienzo
de este curso. Pero con el recorte
añadido de 50 millones de euros a
las becas, que ha decretado el PP
para este año, cientos de alumnos y
alumnas están anulando sus
matrículas estos días, cuando les
viene denegada la beca que
solicitaron. Es la tormenta
perfecta. Nos quedamos sin alumnado
por la subida de tasas, por el
recorte de becas y obligando a
estudiantes a que emigren; esto
provoca que las Universidades
Públicas se encuentren con
titulaciones que se están quedando
sin matrículas de alumnado; lo cual
se aprovecha para recortar
titulaciones porque se dice que no
hay alumnado, mientras que se
autorizan universidades privadas que
ofrecen las mismas titulaciones
que las públicas en competencia
directas con ellas. Un admirable
círculo vicioso que se convierte en
la coartada perfecta para su recorte
y eliminación.
Porque lo más sorprendente es que
mientras se recortan las
universidades públicas, crecen
simultáneamente las universidades
privadas (ya superan actualmente al
número de públicas), y siguen
presionando para “implantar nuevas
titulaciones”. Son éstas, las
privadas, las que han repetido y
duplicado las titulaciones que había
en la pública y quienes se van a ver
beneficiadas de este nuevo recorte
en lo público. Una nueva
privatización del sector público
diseñada desde los organismos
públicos de nuestra Comunidad, a
quienes hemos encargado que
garanticen y gestionen los servicios
públicos al servicio de toda la
ciudadanía y no que se conviertan en
los promotores y gestores del
negocio privado de algunas empresas
que quieren diversificar sus fuentes
de beneficios adentrándose en el
nuevo negocio del capitalismo
académico.