El
amplio rechazo de la sociedad en la huelga
general de educación convocada y promovida
desde todos los ámbitos de la comunidad
educativa
ha logrado que el Consejo de Ministros del
día después no tenga en el orden del día la
LOMCE. El ministro Wert cada vez tiene
menos apoyo y su labor sólo contribuye al
incendio social, al mantener sus
posiciones numantinas con respecto a su
proyecto de ley, la más rechazada de la
democracia. La calle clamó contra la LOMCE y
pidió de forma unánime la dimisión del
ministro tertuliano, polémico e inflexible.
Pero el PP y el gobierno siguen empeñados en
aprobar esta contrarreforma ideológica y
confesional
haciendo uso y abuso de su mayoría
parlamentaria. Buscarán un próximo Consejo
de Ministros cuando los ecos de la huelga se
alejen. Pero está claro que la
movilización sirve y mucho a pesar de
que algunos que se llaman defensores de la
enseñanza y de la función pública no la
apoyan y tampoco acuden a las
manifestaciones.
Incluso en Castilla y Léon, el PP cierra
filas en el parlamento con la excusa de que
“no va contra la enseñanza pública”.
No hay nada más que ver los efectos del
decreto Wert de 2012 con 1000 despidos en la
enseñanza pública, el recorte en la
financiación de centros públicos en Castilla
y León y el mantenimiento de los
conciertos y sobre todo de aquellos que
segregan por sexos.
El motor de este incendio en el sector
educativo
es la combinación de un proyecto regresivo
con un mapa de más recortes, tras haber
recortado 6.700 millones de euros desde
2010, que persiguen la degradación de la red
pública, en beneficio del sector
privado-concertado, y puede afectar
gravemente a la equidad, a la universalidad
y gratuidad.
La enseñanza pública ha logrado amplios
avances en los últimos 30 años, pesar de la
campaña de intoxicación y desprestigio que
promueven los sectores conservadores.
Estamos por encima de la media internacional
en comprensión lectora y en Ciencias, siendo
el sistema público con gestión pública más
equitativo de la media de la OCDE. Tenemos
la generación de españoles mejor preparada y
buena prueba es la selección de nuestros
estudiantes y profesionales que se disputan
otros países.
La sociedad lo ha percibido y se ha
puesto en marcha para que no se cruce la
línea de roja de uno de los pilares de
nuestro Estado social y democrático.
Para algunos representantes políticos la
línea roja sólo está en los pretendidos
conflictos de orden público, que no están
presentes en las manifestaciones y protestas
de la “marea verde”, pero que les viene muy
bien para intentar criminalizar las
protestas.
Una ley que no cuente, con un mayoritario
consenso social, con un amplio tiempo para
el debate y el diálogo con la comunidad
educativa y que no elimine elementos
contrarreformistas y reaccionarios, no
saldrá adelante y no tendrá futuro.
Que no caigan en la tentación de enfrentar
la mayoría parlamentaria con la mayoría
social, porque las urnas no son cheques en
blanco. La primavera trae la eclosión
vegetal y también la revitalización de los
movimientos sociales y las alternativas
de base frente a los pirómanos defensores a
ultranza de la austeridad y los recortes.