Leo con estupor una de las noticias publicada en EL
PAÍS del pasado jueves: “Maestros suspensos en primaria. El 86% de
los aspirantes a una plaza docente en Madrid no pasó la prueba de
conocimientos”. Soy profesor de secundaria y en las últimas
oposicionesa maestro convocadas en Madrid en 2011 fui presidente de
uno de los tribunales de la especialidad de inglés. Efectivamente,
algunas de las respuestas de los candidatos eran esperpénticas, pero
eso fue lo que permitía discriminar y que “los mejores” alcanzaran
su objetivo. Sin embargo, no entiendo, en absoluto, el afán de la
administración educativa de nuestra
comunidad en denostar, una vez más, a sus propios trabajadores.
¿Acaso no se da cuenta de que la ciudadanía lo
primero que pensará es que nuestros hijos están en manos de unos
zotes, cuando en
realidad es todo lo contrario?
¿Qué pretende con esto? ¿Todo para cambiar el acceso
a la “condición de interino”? Además, si el 86% de los candidatos
son unos Fray Gerundios de Campazas, ¿cree que con el 14% restante,
de los cuales muchos tendrán su plaza como funcionarios, podrá
cubrir las 11.000 plazas que necesita? ¿De dónde pretende, si no,
sacar más maestros? ¿Tal vez contratando a personas no cualificadas
de habla inglesa como ya está haciendo? Por favor, recapaciten y
dejen de insultar a un colectivo que realiza una tarea ejemplar,
dedicada, constante y, sobre todo,con un enorme respeto por nuestros
niños.
Javier Alfaya Hurtado.
Madrid.
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Como maestra jubilada, he sentido en un primer
momento bochorno al leer en su diario el artículo Maestros
suspendidos en primaria (EL PAÍS; jueves, 14 de marzo). Pero el
bochorno inicial se transforma en indignación cuando veo que quienes
filtran los datos de las pruebas realizadas son, junto con los
sucesivos Gobiernos nacionales, los máximos responsables de la
situación creada.
Lo que a mi juicio demuestran las pruebas es que los
planes de formación del profesorado son inadecuados e insuficientes.
Que las facultades de educación no atraen a los mejores porque ni la
nota de corte, ni la titulación, ni la remuneración, ni la
consideración social del profesorado son las adecuadas.
Que los responsables de la política educativa en el
nivel autonómico y estatal son incompetentes y deberían dimitir. Que
es mejor acusar a la víctima que a los causantes del fracaso.
Que la señora Lucía Figar, consejera de Educación,
Juventud y Deportes, no se preocupa de la formación del profesorado,
sino de su “selección”, sin atender a la causa (que es su tarea) y
escandalizándose del resultado.
Pese a todo, miles y miles de maestros y profesores
han dedicado y dedican todo su esfuerzo a la formación de las nuevas
generaciones, sin esperar reconocimientos, por pura vocación y
responsabilidad.
Inés Hernández Sagrado. Santa Marta
de Tormes, Salamanca.
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La Consejería de Educación dice que quiere
seleccionar a los mejores profesores y por eso va a cambiar por su
cuenta el sistema de formación de listas de interinos dando
prioridad a los que aprueben la oposición con 8 puntos de valoración
frente a solo 1,5 puntos para la experiencia. ¿Va a impartir mejor
las clases alguien que no sabe lo que es un aula por muy aprobada
que tenga la oposición frente a alguien con años de experiencia
docente?
Yo creo que no, y es más, lo que no dicen es que
somos muchos los que hemos aprobado, no ya una sino dos o más
oposiciones y no hemos podido obtener un puesto fijo por
insuficiencia de plazas.
Lo que tampoco dicen es que, ahora que existe una
sentencia que obliga a la Comunidad de Madrid a pagar los trienios
por antigüedad a los funcionarios interinos, es mejor "contratar" a
gente sin experiencia a la que no tienen que pagar un euro por este
concepto.
Pero lo que es más indignante si cabe, es la nueva
maniobra de denigración por parte de la consejera Figar a nuestro
colectivo sembrando la duda sobre la incapacidad de los maestros y
profesores de su propia Administración.
Sinceramente, en cinco años como docente en la
enseñanza pública solo me he topado con gente absolutamente
capacitada y con una profesionalidad intachable, interinos o no. Qué
pena que la consejera no sepa lo que tiene.
Javier Cohos Sabaté.
Profesor de Formación Profesional.
Madrid. |