El presidente del
denominado “sindicato” CSIF sale al paso
justificando la ausencia de la central en la
huelga
del 14 de noviembre atacando a quien
convoca, entre los que se halla
Confederación intersindical-Stes. Confunde
una manifestación de pancartas con una
huelga, promoviendo que la misma no se haga
en un diario asociado a inter-economía, que
precisamente no es representativo de la
“pluralidad y de la independencia”.
Confundir CSIF con
funcionarios es un ejercicio de pura
demagogia,
pues el personal al servicio de la
administración está afiliado a otros
sindicatos que no son Csif. El
presidente de esa organización tal vez
quiera representar a personas insolidarias
que no les importan los recortes, el
sufrimiento de los demás, el paro o el
desmantelamiento de los servicios
públicos.¿Somos acaso eso los funcionarios?.
¿O personas que trabajan para la
administración, viven de su salario y sufren
los recortes?. Tal vez sólo quiera
representar a aquellos que sólo se molestan
por lo que les afecta individualmente y no
por los recortes que afectan a todos y todas
incluidos los funcionarios y funcionarias.
Quizá es el
sindicalismo vertical lo que quiere promover
el presidente de CSif,
que proclamaba su indignación hace meses y
su disposición a la convocatoria de huelgas.
Llegado el momento
de presionar al gobierno
para que no siga recortando ni desmantelando
los servicios públicos, sanidad, educación y
servicios sociales, aumentando el paro y la
pobreza con sus medidas, CSif a través de
su presidente vuelve a desmarcarse y a
promover que no se hagan huelgas. Gastar
mejor y de forma más eficiente como asegura
Miguel Borra, hasta ahora se ha demostrado
un eufemismo de facilitar despidos, recortes
y EREs también en la administración pública.
Las condiciones de dureza del rescate las
deciden los gobiernos, la troika y el FMI,
no los huelguistas. Exigir un referéndum
cuando las medidas del gobierno no estaban
en el programa electoral no sólo es
legítimo sino necesario. Los esfuerzos y
sacrificios que han sido impuestos no sólo
no sirven, sino que profundizan la crisis
y nos llevan a un segundo rescate, pues la
banca ya ha sido rescatada con dinero
público.
Quienes
han traído esta crisis y piden recortes
llevando a las familias al desahucio, el
paro y la miseria, tienen nombres y están al
servicio de entidades financieras y
multinacionales.
Quienes organizan
huelgas, no causan crisis sino que
exigen un cambio de rumbo en la política del
gobierno. Si por eso es una huelga
política, el promover que no se haga
también es hacer política. Política
al lado del gobierno y a favor de los
recortes sociales, laborales y del
desmantelamiento de los servicios públicos.
¡Hay que plantar cara!