La crisis silenciosa
de la educación
"crisis
silenciosa que pasa prácticamente inadvertida,
que expulsa las disciplinas humanísticas que son las
que permiten enseñar a aplicar el pensamiento crítico
necesario para actuar independientemente y para desarrollar
una inteligencia resistente ante el poder y la manipulación.
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EL pasado
sábado, al final de un artículo dedicado a
la educación como adiestramiento en el
conocimiento crítico que da el valor y los
medios para servirse del propio
entendimiento, me preguntaba (retóricamente)
si en la crispada situación actual -subida
de tasas, recortes, paro académico- no se
podría interpretar como un gratuito
bizantinismo ocuparse de estas cuestiones.
Ese mismo día empecé a leer Sin fines de
lucro. Por qué la democracia necesita de las
humanidades (Katz Editores, 2010), de la
flamante premio Príncipe de Asturias de
Ciencias Sociales Martha C. Nussbaum, autora
también de El cultivo de la humanidad: una
defensa clásica de la reforma de la
educación liberal o El ocultamiento de lo
humano. Para mi consuelo, tanto los tres
títulos como lo que iba leyendo tenían que
ver con lo que exponía en aquel artículo.
Importantísimos son los medios y por ello es
justa -aunque a veces se haga de forma poco
razonable: paro académico- la defensa de la
calidad de la educación pública; pero aún
más importantes son los fines. Quien sabe
dónde va optimiza los recursos y quien no,
despilfarra. Por desgracia en esto de la
educación los fines no están claros y en
algunos casos son erróneos. De ello tratan
estos libros que me permito recomendarles en
estos conflictivos momentos.
Sin fines de lucro. Por qué la democracia
necesita de las humanidades se ocupa de otra
crisis, no de la económica, que afecta con
idéntica gravedad a la sociedad y la
educación. Una "crisis silenciosa"
que "pasa prácticamente inadvertida",
como la llama Nussbaum, que recorta,
arrincona y en muchos casos expulsa las
disciplinas humanísticas de los planes
de estudio. Precisamente esos saberes que en
el proceso educativo adiestran para servirse
del propio entendimiento, como afirmaba en
mi artículo citando a Kant, o que
permiten -por decirlo con palabras de la
autora- enseñar a aplicar el pensamiento
crítico necesario para actuar
independientemente y para desarrollar una
inteligencia resistente ante el poder y la
manipulación.
Por el contrario, y esto no tiene que ver
con los medios (crisis, recortes, tasas)
sino con los fines (valores que establecen
prioridades), se elimina lo que no tiene
utilidad inmediata para competir en el
mercado, se fomenta la rentabilidad a corto
plazo mediante el cultivo de capacidades
utilitarias y prácticas, se reduce la
educación a herramienta para el crecimiento
económico. Y las humanidades son
consideradas ornamentos inútiles. Nussbaum
es muy severa en el diagnóstico de esta
situación que, como veremos mañana, afecta
tanto a la calidad de la educación como a la
de la democracia.
http://goo.gl/jCkLR
Carlos
Colón |
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El hilo educativo de
la democracia
… generaciones
enteras de máquinas utilitarias, en lugar de ciudadanos
cabales con la capacidad de pensar por sí mismos… |
TRATABA ayer de la "crisis silenciosa" que,
según la reciente premio Príncipe de
Asturias de Ciencias Sociales Martha C.
Nussbaum, afecta a la educación aún con
mayor profundidad que la económica:
despreciar las humanidades -concebidas como
"ornamentos inútiles"- para planificar la
educación sólo como una herramienta para el
crecimiento económico. Y les anunciaba que
el diagnóstico establecido por la profesora
Nussbaum no era optimista:
"Se están produciendo cambios drásticos
en aquello que las sociedades democráticas
enseñan a sus jóvenes… Sedientos de dinero,
los estados nacionales y sus sistemas de
educación están descartando sin advertirlo
ciertas aptitudes [las relacionadas con las
artes y las humanidades] que son necesarias
para mantener viva la democracia. Si esta
tendencia se prolonga, las naciones de todo
el mundo en breve producirán generaciones
enteras de máquinas utilitarias, en lugar de
ciudadanos cabales con la capacidad de
pensar por sí mismos… El futuro de la
democracia mundial pende de un hilo"
(Sin fines de lucro. Por qué la democracia
necesita las humanidades, Katz Editores,
2010).
Lo peor de este desprecio de las humanidades
es que los padres y los alumnos lo han
interiorizado. ¿Para qué dedicarse a
saberes que el mercado no requiere? ¿Para
educar para el fracaso?
Nussbaum apela a un testimonio de Drew Faust
-primera mujer en la historia que preside la
Universidad de Harvard- en el que expresa su
alarma por "el marcado descenso de los
alumnos que se especializan en las
disciplinas humanísticas"; se pregunta si
las universidades no se habrán vuelto
"demasiado cautivas de los fines inmediatos
y materiales que sirven", asumiendo los
intereses y el modelo del mercado como su
identidad fundamental; y termina afirmando
que "la educación superior puede ofrecer a
las personas y a las sociedades una
profundidad y una amplitud de visión que se
encuentran ausentes en una actualidad
inevitablemente miope. Los seres humanos
necesitan sentido, comprensión y
perspectiva, además de necesitar trabajo".
Nussbaum termina su libro en sintonía con su
colega de Harvard: "Si no insistimos en la
importancia fundamental de las artes y las
humanidades, éstas desaparecerán, porque no
sirven para ganar dinero. Sólo sirven para
algo mucho más valioso: para formar un mundo
en el que valga la pena vivir"; guiado, no
por la avaricia, el miedo y la desconfianza,
sino "por la razón y la compasión".
Contra esta otra crisis silenciosa, mucho
más peligrosa para la educación que la
económica, parece que nadie se manifiesta ni
se indigna. Será porque no se puede culpar
de ella al PP.
http://goo.gl/YmxFJ
Carlos
Colón |