Tras los recortes en educación que vienen
practicando las Comunidades Autónomas y los
recortes en los Presupuestos Generales del
2012, el Gobierno ha decidido saquear aún
más los pilares del Estado Social y proclama
el desmantelamiento de la Educación Pública
con una nueva notificación de recorte de
3.000 millones de euros más en Educación,
desviando su financiación para seguir
rescatando a bancos y entidades financieras
causantes de la crisis actual. Porque no nos
olvidemos que el dinero, como la energía, ni
se destruye ni desaparece, sólo se desvía a
otros bolsillos o a otras financiaciones, en
este caso. No tenemos menos riqueza en este
país ni menos recursos que hace cinco años,
pero parece que las artimañas financieras
han conseguido endeudarnos
multimillonariamente y que ahora tengamos
que dedicar nuestro trabajo y esfuerzo
continuado a pagar deudas a bancos y
entidades financieras a los que hemos
rescatado recientemente.
Si hay dinero para rescatar a bancos y no
para educación o sanidad es que nuestro
Gobierno está destinando nuestros impuestos
a esos bancos y no a financiar los pilares
básicos del Estado Social. Esta es, no una
decisión económica, sino una decisión
política. Dónde destinar el dinero de los
contribuyentes. Y nuestros dirigentes han
hecho una apuesta clara, aprovechando la
«oportunidad» que les ha brindado la crisis
para justificar el expolio del Estado de
Bienestar.
Es una estrategia claramente diseñada y
acorde con los principios y creencias
neoliberales del Partido Popular: «Menos
Estado, Más Mercado». Puede dar la impresión
de improvisación, de medidas a la
desesperada, sin planificación ni visión de
futuro, por sus continuos desmentidos o
contradicciones en cuanto a la oportunidad
mediática de sus puestas en escena, pero
está claro que es una campaña que se está
poniendo en práctica de una forma
sistemática y global.
La estrategia ha sido evidente. Primero
utilizar los feudos fuertes del PP, las
comunidades autónomas de Madrid, Valencia y
Murcia, donde han ensayado buena parte de
las medidas de recorte a la educación
pública y potenciación de las medidas de
privatización. Laboratorios «controlados»
donde han evaluado la resistencia a sus
políticas de saqueo del Estado de Bienestar.
Han pisado el acelerador a fondo recortando
plantillas, presupuestos para el
funcionamiento de los centros, salarios,
oposiciones, tutorías y actividades
complementarias, mientras aumentaban ratios
de alumnado por aula, jornada laboral y
horarios lectivos del profesorado,
concertaban centros privados de élite o
hacían conciertos generalizados en etapas no
obligatorias.
Después han presentado unos Presupuestos
para el 2012 donde anuncian un recorte a
mayores en Educación del 21,9%, es decir,
623 millones de euros menos que el año
pasado. Cabe recordar que el año pasado, con
el PSOE en el Gobierno, ya se recortó el
presupuesto para educación un 7,3% respecto
al ejercicio anterior. Este nuevo recorte
presupuestario para el 2012 supone la
eliminación de la educación de 0 a 3 años
como etapa educativa, la desaparición de la
formación permanente del profesorado, el
recorte sustancial en becas, en Enseñanza
Superior, en I+D+i, en Secundaria, en
Bachillerato, en FP, en Escuelas de Idiomas
o el recorte del 66% en las transferencias a
las Comunidades. Sumados estos recortes a
los que ya han hecho las autonomías, los
presupuestos para la educación han sufrido
un saqueo de 3.400 millones de euros en los
dos últimos años, a lo que habrá que agregar
los recortes que harán las tres comunidades
sin presupuestos aún aprobados (Castilla y
León, Castilla-La Mancha y Asturias). A lo
cual hay que añadir, a su vez, que la
universidad pública española ha perdido unos
370 millones de euros desde 2010, algo más
de un 5%. En un contexto en el que en los
colegios e institutos españoles hay 320.000
estudiantes más que hace dos años y unos
200.000 más en las universidades.
Por último, anuncian, en el tercer párrafo
de una nota de prensa colgada en la web de
presidencia, sólo seis días después del
recorte de los Presupuestos, que van a
recortar 10.000 millones más en Educación
(3.000) y Sanidad (7.000), argumentando que
la finalidad es ahorrar evitando
duplicidades en los Ministerios de Educación
y Sanidad. Las líneas de ataque a lo público
con este nuevo recorte profundizan en la
misma dirección según las medidas anunciadas
por el Ministro de Educación: aumento de
horas lectivas del profesorado así como la
ratio de alumnado por aula, incremento de
tasas de grado y máster, etc.
Al margen de las críticas, porque nadie del
Gobierno está dispuesto a dar la cara para
«quemarse», o por los continuos «patinazos»
en materia de coordinación y comunicación,
lo cierto es que las medidas que se están
tomando van en una clara dirección:
desmantelar la Educación Pública, con la
excusa de «calmar a los mercados» que
parecen siempre insaciables. Lo cierto es
que, con estas medidas, ya estamos
intervenidos, pero sin haber sido
«rescatados». El Gobierno de Rajoy está
aplicando las medidas a la griega, pero sin
la excusa del rescate europeo, sin
«vaselina».
No nos engañemos. Estos son los planes de
ajuste que nos esperan de gobiernos que han
sido asaltados por ese 1% que controla los
bancos y las grandes fortunas. Amnistía
fiscal para los que defraudan grandes
fortunas, recortes y ajustes para la
población que paga los impuestos; rescate y
refinanciación con esos impuestos para los
grandes bancos y entidades financieras
causantes de la crisis, planes de ajuste y
desmantelamiento del Estado Social y los
servicios públicos para la ciudadanía en
Ayuntamientos, Educación y Sanidad; reformas
laborales a favor de la gran patronal y paro
y precariedad para los trabajadores y
trabajadoras. Es por tanto ésta una medida
consecuente con su estrategia y su apuesta
por menos Estado y más mercado, menos
derechos sociales para el 99% y más
especulación y beneficios para el 1% de los
muy ricos.
Estas son sus creencias y su religión. Una
teología fundamentalista que pretende
reducir a algo residual y subsidiario todo
lo público, lo que suponga solidaridad
compartida, bien común. El problema es que
esta reactualización fundamentalista de la
ética protestante del capitalismo en
Educación es arrancar las páginas donde se
escribe el futuro de la sociedad. Y no
podemos quedarnos de brazos cruzados. Si
nos desmantelan la Educación, la Sanidad,
los Servicios Públicos, siempre nos quedará
la calle. En todo su amplio sentido: para
sobrevivir o para luchar.