El 29-M debe
ser una jornada de huelga general de las
trabajadoras y los trabajadores, de toda la
ciudadanía para que las medidas adoptadas
por los gobiernos central y autonómicos
están cargándose el ya precario estado de
bienestar. ¡Razones no nos faltan! Y la
reciente reforma laboral impuesta por el
gobierno del Estado es una de muy grande
para hacer huelga.
Una reforma
que se ha hecho sin el preceptivo informe de
impacto de género, sin tener en cuenta que
las medidas adoptadas no harán, sino,
agravar más aún la situación de
discriminación de las mujeres en el mercado
de trabajo. Si antes de empezar la crisis ya
estaban en una situación de desigualdad y
sufrían más precariedad laboral por la
división sexual del trabajo, la falta de
corresponsabilidad en los trabajos
domésticos y el cuidado de las personas, la
segregación laboral, etc., La reforma lejos
de paliar estas discriminaciones, las
agravará más.
La reforma
facilita la movilidad funcional y
geográfica, la modificación de la jornada de
trabajo, horario y sistema de rendimiento y
posibilita la modificación del salario,
priorizando el convenio de la empresa frente
al del sector. Los planes de igualdad en
las empresas serán una utopía y la
discriminación de las mujeres se continuará
dando.
Las
trabajadoras estarán expuestas a la
arbitrariedad de la empresa y en la mayoría
de los casos lo tendrán muy difícil para
poder trabajar en las condiciones que ésta
les imponga. Además, la conciliación de la
vida familiar y laboral sigue siendo un tema
exclusivo de mujeres, que tienen que
compaginar trabajo doméstico y de cuidado y
trabajo remunerado. Si la maternidad es
un motivo grave-pero cotidiano-de
discriminación laboral de las mujeres, ahora
lo será mucho más, porque sencillamente no
podrán ser madres si quieren trabajar.
Además, la reforma suprime los incentivos a
empresas para contratación a mujeres que se
reincorporan tras el permiso de maternidad y
los nuevos contratos de formación o el de
periodo de prueba de un año, harán que las
mujeres retrasan su maternidad para que, en
caso contrario, no serán contratadas o si
están trabajando, serán despachadas. Y por
si esto fuera poco, la hora de lactancia ya
no se podrá acumular en días, ya que el
cómputo según la nueva normativa será
diario.
Respecto a los
contratos a jornada parcial – el 80% de
los cuales son desarrollados por mujeres
y con un salario que es, como media, un 26%
más bajo de lo que cobran los hombres – la
reforma establece que las horas
extraordinarias se pagan, pero no cotizan a
la Seguridad Social. Esta medida – además de
agrandar la brecha salarial entre los sexos
– hará que la empresa aproveche de la
necesidad económica del personal, pagando
sólo las horas y ahorrándose la cotización.
Trabajo precario y pensiones de miseria.
Sectores feminizados o el trabajo de las
empleadas del hogar -en su mayoría ocupados
por mujeres migrantes- son los más propensos
porque es produzca esta situación.
Finalmente,
pero no menos importante, la reforma da
vía libre al despido por acumulación de
faltas de asistencia al trabajo, incluidas
las justificadas, como la ILT de menos de 20
días. Esta medida afectará mucho más a
las mujeres. Primero, porque la falta de
corresponsabilidad en el cuidado de las
criaturas o las personas dependientes, hacen
que sean ellas las que deban faltar al
trabajo para atenderlos cuando están
enfermas. Pero, además, la salud de las
mujeres es más precaria para las dobles y
triples jornadas de trabajo. También debido
al puesto de trabajo en aquellos sectores
feminizados que conllevan un desgaste físico
importante. Sin olvidar las bajas por riesgo
en embarazos o abortos, que pueden ser
inferiores a veinte días pero frecuentes.
Tampoco se ha
pensado en los casos de las mujeres víctimas
de violencia de género que aún no han dado
el paso de la denuncia, pero que sufren
constantes agresiones que les pueden impedir
ir al trabajo, ni tampoco en los casos de
aquellas que sufren acoso sexual en el
trabajo ya las que -como primera y a menudo
única solución- se les ofrece la baja
laboral para alejarlas del agresor, además,
de las bajas por depresión derivadas de la
situación que han tenido que pasar.
Por lo tanto,
da igual que estés trabajando en una empresa
o en la administración pública. Que no hayas
accedido aún a una primera ocupación. Que
seas madre y una vez agotado el período de
la hora de lactancia te hayan despedido. Que
seas una de esas pensionistas que vive en el
umbral de la pobreza, o una migrante
explotada en un trabajo doméstico o de
cuidado. Sé la mujer que seas, ten claro que
esto va a peor y sólo con la unión podremos
afrontar lo que se nos quiere imponer. De
momento, el 29 de marzo las Mujeres tenemos
una cita importante. Huelga general.