Aunque el
concepto de paraíso fiscal tiene muchos
matices y definiciones, cuando lo escuchamos
todos sabemos a qué nos referimos:
territorios que ofrecen condiciones fiscales
muy ventajosas a los ciudadanos y empresas
foráneas para lograr atraer su dinero, lo
que generalmente implica también una falta
de control sobre la naturaleza de tales
fondos.
Si bien es cierto que la existencia de los
paraísos fiscales es un problema que viene
de largo, la llegada de la crisis ha
contribuido a dar una mayor visibilidad
social a este problema. Y es que en un
contexto como el actual, marcado por los
recortes y las subidas de impuestos para
contener el déficit, resulta difícil
convivir con el hecho de que algunas
empresas y particulares puedan recurrir a
este tipo de ‘trucos’ para evitar dar cuenta
de sus obligaciones.
Sin ir más lejos, hemos conocido
recientemente un informe del Observatorio de
Responsabilidad Social Corporativa en el
que, tras analizar las memorias anuales de
las empresas del Ibex 35 correspondientes al
año 2010, se concluye que una treintena de
ellas -el 86%- tenían filiales en paraísos
fiscales.
Aún más llamativo es el hecho de que ninguna
de esas filiales se dedicara a producir
bienes o prestar servicios en el propio
territorio en el que se instalaban: o bien
lo hacían en terceros países, o bien se
dedicaban exclusivamente a actividades
financieras con sociedades carteras o
holdings.
Difícil justificación tiene, por tanto,
asegurar que la presencia de las grandes
empresas en estos países es una mera
consecuencia de sus políticas de expansión
comercial. Además, ninguna de las 35
empresas analizadas en el estudio aportó
información sobre los impuestos pagados en
cada país, ni sobre las subvenciones que han
recibido en los países en los que actúan,
aparte de España.
Pero las grandes multinacionales no son las
únicas que recurren a los paraísos fiscales:
también los grandes patrimonios aprovechan
en ocasiones la posibilidad de ocultar su
identidad valiéndose del secreto bancario,
la ineficacia de los sistemas de intercambio
de información y las facilidades para
constituir diferentes figuras jurídicas sin
demasiadas medidas de identificación.
Otro tanto ocurre con los bancos, que
encuentran en estos territorios una vía no
ya sólo para reducir su factura fiscal, sino
también para constituir filiares que escapen
de los estrictos controles a los que suelen
estar sometidos por los bancos centrales y
las normativas de sus países de origen.
No se debe menospreciar la importancia de
esta supervisión para impedir excesivas
exposiciones al riesgo, ya que como todos
recordamos fueron los propios bancos
estadounidenses quienes iniciaron la actual
crisis al operar en paraísos fiscales con
las hipotecas subprime, provocando en
ocasiones su propia quiebra.
Lucha contra los paraísos fiscales
La Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE) ha conminado a
los países que considera paraísos fiscales a
que se comprometan a eliminar sus prácticas
fiscales lesivas sin compromiso previo
alguno, considerando a quienes no lo hagan
como "no cooperadores".
Para salir de esta lista de territorios, los
paraísos fiscales deben firmar acuerdos
sobre intercambio de información fiscal con
al menos una docena de países, aunque -por
irónico que resulte- entre ellos se pueden
incluir también otros países incluidos en el
propio listado.
Por su parte, España viene firmando diversos
acuerdos de este tipo durante los últimos
años, lo que conlleva que muchos países
vayan perdiendo la consideración de paraísos
fiscales. Un ejemplo reciente es el de
Singapur, cuyo convenio fue publicado en el
BOE a comienzos de este mismo año.
Gracias a estos acuerdos, los contribuyentes
y empresas españolas que inviertan o
realicen negocios en estos países puedan
aplicar los beneficios fiscales que
contempla la legislación vigente en el
Impuesto sobre sociedades o en el IRPF.
Sin embargo, los Técnicos de Hacienda
consideramos que el mero hecho de suscribir
estos acuerdos no puede considerarse
suficiente como para eliminar la
consideración de paraíso fiscal a un
determinado territorio. Ello se debe a tres
razones.
Evasión y elusión
En primer lugar, hay que tener en cuenta que
el intercambio de información está orientado
en la mayoría de las ocasiones a la
persecución de actividades delictivas, entre
las que se encuentran los delitos de evasión
fiscal, pero que en ningún caso se refieren
a su elusión.
Y es que, si bien es cierto que la
diferencia entre ambos conceptos es muy
matizable, creemos que en muchas ocasiones
aprovechar los huecos o lagunas legales o
las imperfecciones de la regulación de
determinados impestos puede considerarse un
verdadero fraude de ley, y por tanto debe
ser tratado como un incumplimiento legal.
Todos somos conscientes de que las más
importantes empresas multinacionales
tributan finalmente con tipos efectivos de
un sólo dígito, valiéndose de entramados
societarios que -mediente lo que se denomina
ingeniería fiscal y financiera- derivan sus
beneficios hacia territorios con escasa o
nula tributación.
Aún más críticable es, no obstante, el hecho
de que para ello se valgan en muchas
ocasiones de las facilidades que ofrecen los
propios países de la OCDE, e incluso de la
Unión Europea, para llevar a cabo tales
operaciones.
Buen ejemplo de ello son las prácticas
conocidas como ‘doble irlandés’ ó ‘sandwich
holandés’, que se valen tanto de la
normativa que tienen estos países europeos
como de determinados convenios de doble
imposición firmados por los mismos
territorios que podemos considerar como
paraísos fiscales por su baja o nula
tributación.
Lagunas normativas, consecuencias reales
Otro problema persistente es el hecho de que
los acuerdos de información no conlleven
necesariamente la circulación de ésta de
manera efectiva, dado que los compromisos
adquiridos no se refieren a intercambios
automáticos. De hecho, están prohibidas las
‘phising expedition’ -solicitudes de
información no relacionadas con una
investigación o fiscalización concreta-, por
lo que la petición debe añadir siempre el
motivo por el que se sospecha que la persona
podría poseer bienes en el paraíso fiscal.
Finalmente, cabe destacar que la firma de
acuerdos de intercambio de información como
principal o único requisito para dejar de
considerar a un territorio como paraíso
fiscal olvida otro de los elementos básicos
de este concepto: la nula o escasa
tributación que disfrutan las personas no
residentes.
En este sentido, cada vez son más los dedos
que apuntan a los paraísos fiscales como uno
de los elementos que agudizan las crisis
financieras y contribuyen a su gestación, ya
que fomentan las desigualdades sociales y la
pobreza, permiten y protegen -en algunos
casos- la delincuencia financiera, socavando
las democracias al condicionar el
comportamiento de los países en materia
fiscal y política económica.
Asimismo, el impacto económico y social que
tienen estas prácticas fiscales sobre el
ejercicio de derechos básicos de las
personas es innegable, ya que supone menos
ingresos para los Estados y, por tanto,
menor capacidad de cumplir con sus deberes
de garante de derechos de los ciudadanos y
del tan ansiado estado del bienestar.
Respuesta global
Aunque la falta de transparencia dificulta
poder cuantificar el volumen de operaciones
en los paraísos fiscales, algunos estudios
lo cifran en más de un tercio del PIB
mundial, lo que supone una cantidad superior
a los 15 billones de euros anuales, aunque
otras fuentes lo reducen hasta el entorno de
los 9,2 billones de euros.
Es necesario, por tanto, alcanzar cuanto
antes un acuerdo en el marco de la OCDE que
facilite la obtención automática de
información mercantil o tributaria de
aquellas personas o empresas que operen en
paraísos fiscales, además de suprimir las
prácticas abusivas para reducir la factura
fiscal internacional de las grandes
corporaciones.
Por desgracia, los países que componen el
G-20 han demostrado una gran lentitud en la
puesta en marcha de medidas concretas, pese
a haber proclamado a los cuatro vientos hace
casi tres años que "terminaba la opacidad de
los paraísos fiscales". La declaración de
intenciones está pero, como vemos, aún queda
mucho por hacer.
Carlos Cruzado
Presidente de GESTHA
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Los técnicos
del Ministerio de Hacienda (Gestha) aseguran
que las grandes empresas pagan de media
hasta cinco puntos porcentuales menos por el
Impuesto de Sociedades que las pymes por las
"excesivas facilidades" para "minimizar e
incluso eludir el pago de sus obligaciones
fiscales".
Gestha, que califica esta situación de
"injusta", alerta de que las grandes
empresas cruzan muchas veces "la delgada
línea roja que existe entre la elusión –uso
abusivo de los instrumentos legales
disponibles– y la evasión de impuestos".
Así pues, las "múltiples vías de escape" que
toman las grandes empresas les permiten
reducir el tipo nominal del Impuesto de
Sociedades del 30% hasta el 17%, lo que
supone una tributación incluso inferior a la
de buena parte de sus empleados en el IRPF.
"Esto crea una evidente desigualdad fiscal
frente a la carga del 22% de gran parte de
las microempresas y el 20% de las pequeñas
empresas (pese a partir de un tipo nominal
inferior del 25%), o a la carga del 19% que
rondan las empresas de mediano tamaño",
añaden los técnicos de Hacienda.
LAS 105 MAYORES ENTIDADES DE CRÉDITO
PAGAN UN 16%.
En su opinión, una prueba de las facilidades
que encuentran las grandes empresas a la
hora de minimizar el pago de sus impuestos
son los datos relativos a las 105 mayores
entidades de crédito, cuyo tipo medio
efectivo se sitúa en el 16,08%, casi seis
puntos menos que las microempresas.
A esta brecha fiscal hay que sumar los
múltiples casos de "conflicto en la
aplicación de la ley tributaria" en los que
personas con grandes fortunas crean
sociedades ex profeso para lograr reducir su
carga impositiva.
GESTHA PIDE CAMBIOS ANTES DE LOS
PRESUPUESTOS.
En este contexto, los técnicos de Hacienda
proponen que, antes de la aprobación de los
Prespuestos para 2012 se cree un nuevo tipo
impositivo del 35% para bases imponibles
partir del millón de euros de beneficios, de
tal forma que el tipo nominal se mantenga en
el 30% vigente para los beneficios hasta esa
cantidad.
Según aseguran, esta medida permitiría
recaudar 13.900 millones de euros
adicionales cada ejercicio fiscal,
reduciendo las diferencias con el tipo
efectivo con las microempresas y pymes.
Por otro lado, y a fin de reducir los
abusos, conflictos y fraudes, el colectivo
reclama la supresión de figuras como las
Entidades de Tenencia de Valores Extranjeros
(Etves), limitar la participación máxima en
las Sicav o revisar la tributación de las
sociedades patrimoniales y de las
unipersonales.
En tercer lugar, los técnicos propugnan que
se les autorice a investigar posibles abusos
y fraudes en las empresas de mayor
dimensión, dado que actualmente están
"limitados" a la investigación de autónomos
y muy pequeñas empresas, con ventas por
debajo de 5,7 millones de euros.
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Reclaman una
reforma profunda del impuesto de Sociedades
Se deducen la inversión en el extranjero y
no tributan ingresos foráneos
Difieren el impuesto gracias a la libertad
de amortización
El Estado ‘está subvencionando y financiando
los EREs’
La Organización Profesional de Inspectores
de Hacienda (IHE) advierte de que el tributo
que necesita una reforma "más en
profundidad" de todos es el impuesto de
Sociedades, pues de sus agujeros se están
beneficiando numerosas grandes empresas que
pagan "una tasa efectiva sobre beneficios
inferior a la de un mileurista en el
Impuesto sobre la Renta de las Personas
Físicas (IRPF)".
El reto de reducir el déficit público es
cada vez más difícil por la caída de la
recaudación. En concreto, el impuesto de
Sociedades acumula una reducción de más del
60% en el último año, "inexplicable sólo por
la caída de beneficios empresariales".
"Se debe abordar urgentemente la tarea de
tapar los agujeros fiscales más obvios del
tributo", advierten los inspectores de
Hacienda en un comunicado donde desglosan
los ‘trucos’ más comunes para tributar
menos.
La gran ‘trampa’ de las multinacionales
El defecto más grave del impuesto español,
reconocido en todos los manuales de
planificación fiscal, es la ausencia de
cualquier tipo de límites a la deducción de
gastos financieros", señala la organización
de inspectores de Hacienda.
En España, los ingresos obtenidos en el
extranjero están exentos del impuesto de
Sociedades mientras que los gastos
invertidos para ello sí tienen deducciones
fiscales. "El mecanismo es muy simple: los
ingresos no suman (computan) y los gastos
financieros necesarios para obtener los
ingresos sí restan (se deducen)", denuncian
los inspectores, preocupados porque "supone
una pérdida recaudatoria de miles de
millones de euros en impuestos de grandes
empresas".
Frente a las ventajas fiscales de España,
Francia, Gran Bretaña, Holanda y Alemania
han limitado la deducción de gastos
financieros. Sin embargo, esta situación no
beneficia al país, sino que tiene "efectos
económicos perversos".
"En primer término, concentra el
endeudamiento mundial de los grupos
multinacionales en España, agravando el
enorme y gravísimo problema de
sobreendeudamiento privado en España",
advierten.
"En segundo lugar, hace más rentable la
inversión exterior que la interior, por
puros motivos fiscales, fomentando la
deslocalización de empresas y la creación de
empleo fuera de nuestras fronteras a costa
de empleos españoles", añaden.
Otra ventaja para las grandes empresas
El segundo gran beneficio fiscal es la
libertad de amortización sin obligación de
mantener plantilla, algo que perjudica a las
pymes frente a las grandes empresas.
Las inversiones son la esencia del negocio
de muchos sectores. Los inspectores citan
"redes de comunicación, energía y
prospecciones", entre otros.
"La libertad de amortización supone el
diferimiento indefinido y continuo del
impuesto de Sociedades a pagar y a coste
cero. Esto supone un grave quebranto para
las arcas públicas que no obtienen ingresos
sin que la inversión aumente; de hecho está
disminuyendo", critican.
"La supresión del mínimo requisito de
mantenimiento de plantilla ha hecho que, de
hecho, el Estado esté ‘subvencionando y
financiando’ los EREs de las grandes
empresas", añaden.
"Antes de pensar en recortes impopulares e
injustos o en subidas de impuestos para
todos los ciudadanos, debe abordarse
urgentemente la tarea de tapar los agujeros
más importantes de nuestro sistema fiscal",
concluyen la organización de Inspectores de
Hacienda.
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