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Lo más
preocupante es que los peores recortes están por venir… la
sanidad, la Educación y el grueso de los servicios sociales.
Juan
Vicente Herrera no quiere desvelar el hachazo presupuestario
hasta después del 23 de abril, fiesta oficial de la
comunidad |
La nueva
oleada de recortes derivada de los
Presupuestos Generales del Estado era algo
que se daba por descontado desde que el
pasado 30 de diciembre la vicepresidenta
Soraya Sáez de Santamaría presentó aquellas
primeras medidas presupuestarias y fiscales
del gobierno Rajoy como «el inicio del
inicio». Tres meses después, reforma laboral
por medio, los Presupuestos vienen a ser el
segundo capítulo de ese proceso.
Desde el punto de vista de la reducción del
gasto, los ajustes han sido los previsibles.
La sorpresa ha venido por el lado de los
ingresos, donde, frente a la alternativa de
subir el IVA, se ha preferido una
controvertida amnistía fiscal con la
que se pretende recaudar 2.500 millones de
euros. Coincide que ambas opciones habían
sido descartadas en el pasado por el PP,
que contraviene nuevamente con ello otro de
sus antiguos postulados.
Lo más preocupante es que los peores
recortes están por venir. Y no me
refiero a otros que en el futuro nos traiga
el gobierno central, sino a los que nos
esperan por parte de la Junta de Castilla y
León. No se olvide que, excluidas las
pensiones y el subsidio de desempleo, los
otros grandes pilares del Estado de
Bienestar descansan sobre las maltrechas
espaldas de las comunidades autónomas. Es el
caso de la Sanidad, la Educación y el
grueso de los servicios sociales,
capítulos que vienen a representar cerca de
dos tercios de los presupuestos autonómicos.
Es aquí donde las cuentas no salen. El «centimazo
sanitario» y demás impuestos establecidos
por la Junta no compensan ni de lejos el
desplome que ha sufrido la recaudación
propia. Y si a ello se añaden los gastos
financieros de la deuda (nada menos que 600
millones), la congelación de las
aportaciones del Estado y el estrecho margen
de déficit permitido, el sudoku
presupuestario resulta imposible de cuadrar.
Para colmo la reputación de la deuda
autonómica de Castilla y León está muy a la
baja en los mercados, como lo prueba el
pinchazo sufrido en su última emisión, en la
que la Junta sólo pudo colocar 53 de los 200
millones que pretendía.
Ante semejante panorama, y para que vayamos
mentalizándonos, la consejera de Hacienda ha
comenzado a advertir sobre la gran
dificultad existente para financiar los
grandes servicios públicos en los niveles
hasta ahora conocidos. Y otro dato que hace
sospechar de lo que nos espera es la
decisión de la Junta de no presentar sus
Presupuestos hasta finales de mes. Igual que
el gobierno Rajoy aplazó los del Estado
hasta después de las elecciones andaluzas y
asturianas, se diría que Juan Vicente
Herrera no quiere desvelar el hachazo
presupuestario hasta después del 23 de
abril, fiesta oficial de la comunidad y
día de reivindicación ciudadana en Villalar
de los Comuneros..
Pedro Vicente.
Periodista |