El nuevo
ministro de Educación propone una
reestructuración de la ESO y el Bachillerato
que complicará inútil y absurdamente la
organización de loscentros mientras los
docentes continuaremos sin que se resuelvan
los problemas en clase, demasiado complejos
para explicar en esta carta y para que se
solucionen con las ocurrencias del partido
de turno.
El Pacto por
la Educación que propuso el anterior
ministro encontró dos piedras en su camino:
el cerril nacionalismo lingüístico
(periférico y central) y un clásico en las
reivindicaciones de la derecha española: la
libertad de elección de centroeducativo.
Es cierto: en
el pueblo en el que vivo sólo podemos elegir
un cole y un instituto, y todos nos sentimos
terriblemente oprimidos.
Por supuesto,
son públicos, la iniciativa privada no ve
negocio, perdón, oportunidad para
liberarnos.
Con la
miseria moral que se nos inyecta a diario,
vemos legítimo entregar miles de millones a
la banca y criminalizamos las inversiones en
la Educación y Sanidad públicas.
Para colmo, el
único debate social sobre Educación se
limita a una asignatura que pasa
completamente desapercibida en los
institutos.