Soy profesor de Secundaria
y doy clase cada curso en un instituto público distinto
sin saber si trabajaré al curso siguiente y en qué
instituto lo haré.
Mi trabajo me ha llevado
por Vinaròs, Ontinyent, Picanya, València, Muro de
Alcoy, Elx, Alacant, Utiel, Ayora y La Vila Joiosa.
Estoy casado y tengo tres hijos, y como deseo conciliar
mi vida laboral con la familiar, este curso he de hacer
hasta 400 kilómetros diarios para poder estar con mi
familia.
Mi jornada laboral es de
37,5 horas semanales (no 18 o 20 como dicen algunos
cargos electos), e incluye horas lectivas, tutorías,
reuniones de departamento y de coordinación educativa,
claustros ordinarios y extraordinarios, guardias,
atención a padres, preparación de clases, corrección y
revisión de exámenes, evaluaciones, visitas culturales y
actividades extraescolares.
Trabajo para la
Generalitat valenciana, que no contempla medidas para
que podamos compatibilizar trabajo y familia. Mi sueldo,
con las últimas medidas adoptadas por parte de la
Administración y junto a la merma que supone el gasto en
combustible (unos 500 euros al mes), apenas supera los
1.000 euros.
He oído asombrado a Rita
Barberá, alcaldesa de Valencia, decir que "todos los
políticos y funcionarios de este país, en democracia o
anteriormente, han recibido regalos".
Bien, yo soy funcionario y
no he recibido ningún tipo de regalo por parte de
miembros de tramas corruptas, Ayuntamientos,
diputaciones, generalidades, partidos políticos,
empresas organizadoras de eventos, periódicos, radios,
organizadores de carreras de fórmula 1 ni de copas
náuticas, de modo que esta persona está faltando a la
verdad.
Estoy muy harto de las
insidias que se lanzan contra nosotros, los profesores
de la educación pública, sobre todo por parte de unas
personas que han contribuido con su forma de hacer las
cosas y de gestionar el dinero público a que la
Comunidad Valenciana esté arruinada y en quiebra.
Sergio
Enguídanos.
Mislata, Valencia. |