No
hay plena conciencia en las estructuras de poder del
país del gran retraso del sector público en España. 40
años de una dictadura profundamente conservadora que
promocionó los inte-reses privados a costa de lo público
dejó tal sector en una situación de escaso desarrollo.
El
caso más claro es el Estado del bienestar, que capítulo
por capítulo (desde las pensiones públicas, hasta la
sanidad y educación públicas, pasando por otros
elementos como guarderías públicas o vivienda social),
está muy poco desarrollado.
Mucho se ha hecho, pero el
dominio conservador en la transición política y durante
el proceso democrático explica que este retraso
continúe. No es defendible el argumento de que el empleo
o el gasto públicos sean excesivos en España. Los datos
muestran que en ambos casos estamos a la cola de la
UE-15.
Esta pobreza del sector
público afecta negativamente la calidad de vida de la
gran mayoría, y los recortes actuales la empobrecerán
más. Ello conlleva una polarización social en que los
sectores más pudientes usan los servicios privados y las
clases populares usan los públicos, polarización que no
es buena ni para unos ni para otros.
Los servicios privados
pueden tener mayor confort que los públicos, pero estos
suelen tener mayor calidad científica, de personal e
infraestructuras.
Lo que se necesita es un
sector público multiclasista, que exige unos ingresos al
Estado más elevados que los actuales, con base en una
política fiscal progresiva, aún muy limitada en España.
Vicenç
Navarro
Catedrático de Políticas Públicas
Universidad Pompeu Fabra |