Pienso que cierta gente es
injusta con los maestros y sus vacaciones, porque, a
poco que se piense, se verá que las vacaciones vienen
muy bien para recordar a los padres que tienen hijos e
hijas. Pues algunos padres lo olvidan con una pasmosa
facilidad.
Ya sé que en muchos
hogares no sentir la presencia de los hijos es un
milagro por el que se suspira, pero no está nada de mal
que, de vez en cuando, recuerden cómo hablan, cómo
gritan y cómo se expresan sus retoños.
Los puentes y vacaciones
vienen muy bien para recordar a los papás que un día
tuvieron unos encantadores pimpollos. Pimpollos que, a
decir de muchos, son la razón y causa de su felicidad.
Pues eso: las vacaciones permiten a los papás solazarse
a gusto con la razón de su felicidad. Aprendan de Bono.
Está feliz por dejar la presidencia del Congreso para
dedicarse por completo a España y, por fin, a su hija
pequeña.
Las vacaciones son ocasión
propicia para hablar en familia, para conversar con los
abuelos, para ver televisión juntos, salir juntos al
campo, ir juntos al cine, pasear juntos, ir a comer
juntos al restaurante, visitar museos… Estar juntos de
verdad.
No dejamos en buen lugar
la propia familia al exigir que las vacaciones de los
maestros se acorten. ¿Se dan cuenta del terrible mal que
podrían ocasionar en el desarrollo psicológico de los
niños? ¿Tanto temen algunos padres pasar con sus hijos
unos días de sobresueldo festivo?
Considérese que las
vacaciones son momentos excepcionales para que el niño
pueda ajustar cuentas psicológicas con su madre y con su
padre. Momentos formidables donde los hijos pueden
emular las virtudes ejemplares de los progenitores.
¿Cuándo, si no, va a encontrar el niño tiempo y espacio
para conocer e imitar la "santidad" virtuosa del padre y
de la madre?
Las vacaciones constituyen
momentos excepcionales para poner en contacto al hijo
con la familia, fuente nutricia de todo tipo de
felicidades. El hijo puede contar a los papás sus
problemas, sus obsesiones, sus ansiedades, sus fracasos,
sus necesidades de que alguien le escuche. Y al revés,
los papás pueden aprovechar para contar a sus hijos sus
problemas, sus alegrías y sus tristezas, sus tropiezos,
en fin, su vida.
Pienso en las pocas horas
que los hijos pasan con sus padres. Es, posiblemente,
una de las causas fundamentales de que en este país la
gente se queje de que no hay educación en la juventud
actual, de que los jóvenes hablen tan mal, de que los
niños vean tanta televisión, de que no lean nada excepto
pantallas de ordenador, de que lo ignoren todo respecto
al sexo y al seso, de que sean tan respondones, de que
no dejen el asiento del autobús al anciano… de que, en
definitiva, no haya principios ni nada. Si los padres
pasaran más horas con sus retoños, tal vez, este
panorama de derrumbamiento de los valores morales de la
sociedad, como diría Rouco Varela, comenzaría a
desaparecer del horizonte.
Por esta razón, y por
otras muchas, los maestros deberían tener más
vacaciones. Cuantas más vacaciones, mejor. Los niños
crecerían más sanos, mentalmente, y físicamente, más
robustos, y, socialmente, más solidarios. Y ello sería
así, porque pasarían muchas más horas con la familia,
con el papá y con la mamá, modelos ellos de todo lo
bueno que desean para sus retoños. Tendrían más tiempo
para estudiar estos modelos y poner en práctica sus
enseñanzas aprendidas in situ.
Por lo demás, si los
maestros tienen la culpa de una parte importante de los
males de la sociedad, no se comprenden las prisas de los
padres pidiendo que terminen cuanto antes los puentes y
las vacaciones.
Pues los niños donde más
seguros están es en el hogar, en el calor de la familia.
Es obvio, por eso lo evidencio, que los niños donde más
y mejores cosas, más y mejores virtudes han de aprender
para esta vida es en el escenario de la familia.
Paradójicamente, los
padres, echándose tierra contra su propio tejado, y si
de ellos dependiera, prolongarían la escolarización
hasta los veinte años incluyendo en ella, una drástica
reducción de las vacaciones de los maestros.
Incomprensible.
Víctor Moreno
Escritor y profesor |