Para recortar en el sueldo de los funcionarios (¡otra vez!), sanidad, educación y otros servicios sociales, no nos hacen falta los políticos; hasta un niño de 10 años lo haría.
El mérito está en recortar en altos cargos, coches oficiales y otras prebendas, eliminar el Senado, duplicidades en la Administración, televisiones autonómicas sin audiencia que las justifique, subvenciones públicas a empresas privadas (colegios incluidos), etcétera.
Y en recaudar impuestos a todo el mundo, no solo a los asalariados, sino a las grandes fortunas y a los empresarios que defraudan.
¿O es que los funcionarios y demás chivos expiatorios somos los responsables de la crisis, los que nos hemos hecho de oro en los años de bonanza? Creo que no.