La Sanidad Pública esta en
España ampliamente descentralizada. Desde 2001 son las
CCAA las que tienen competencias sobre su gestión y por
lo tanto la política de estas tiene una influencia
determinante sobre el funcionamiento del sistema
sanitario público y en las prestaciones que finalmente
reciben los ciudadanos.
Es evidente que convendría
mantener unos sistemas de coordinación y cohesión que
evitasen el que los resultados electorales acabaran
distorsionando la política sanitaria y el acceso real de
los ciudadanos a unas prestaciones de calidad, pero el
hecho real es que no es así y que las tendencias
centrifugas han primado sobre la necesidad de una
política de salud ý una marco organizativo común, tanto
por la falta de intereses de las CCAA en que sea posible
(tarea esta en la que han destacado las gobernadas por
el PP), como por la ausencia de implicación del
Ministerio de Sanidad que no ha utilizado los
instrumentos que tiene, aunque sean limitados, para
garantizar el modelo sanitario que define la Ley General
de Sanidad.
Esta clara por lo tanto la
importancia del resultado de las elecciones autonómicas
en el funcionamiento del sistema sanitario, máxime
cuando estamos viviendo una situación especialmente
critica en la que los poderes económicos están
intentando rentabilizar la crisis económica para
desmantelar los servicios públicos.
Es bien conocido que la
salud es uno de los pilares básicos del estado del
bienestar y que el gasto sanitario es una parte muy
importante de los presupuestos de las CCAA (entre el 30
y el 40% de los mismos), así como que tiene una gran
capacidad para activar la economía, como generador de
empleo y fomentando la cohesión social y territorial, y
es precisamente esta importancia presupuestaria lo que
la convierte en un objeto del deseo de las empresas que
quieren hacerse con una parte cada vez mayor del mercado
sanitario, y a la vez, en una fuente de problemas para
los gobiernos autonómicos, especialmente en momentos de
restricciones.
Tenemos dos ejemplos
recientes de cómo los resultados electorales pueden
convertirse en un desastre para la Sanidad Pública a
pesar de que haya tenido un protagonismo mínimo en la
campaña electoral, y que, por supuesto, las medidas
adoptadas por los gobiernos autonómicos no fueron en
modo alguno anunciadas durante la campaña electoral.
El primero y mas antiguo
es el caso de Galicia. A partir del nuevo gobierno del
PP se paralizaron todos los proyectos de
infraestructuras puestos en marcha por el gobierno
anterior (PSOE-BNG) para ponerlos en marcha por el
modelo PFI (iniciativa de financiación privada) con un
coste mas de 5-6 veces superior y a la vez se desactivo
el “plan de mellora de AP” que debía permitir una
adaptación de la AP en Galicia a las propuestas de
mejora y desarrollo de la AP21. El resultado ha sido un
aumento galopante de las listas de espera y el
incremento de las movilizaciones ciudadanas y
profesionales.
El caso catalán es mas
reciente y mas conocido. El nuevo gobierno de CiU
pretende un recorte indiscriminado del 10% del gasto con
el resultado de cierre de servicios, despidos de miles
de profesionales y limitación de las prestaciones de la
Sanidad Publica en Cataluña.
El resultado de las
elecciones autonómicas y municipales es una mala noticia
para la Sanidad Pública. El aumento de CCAA gobernadas
por el PP en el contexto de la actual crisis económica
es indiscutiblemente el anuncio de una agresiva política
de privatizaciones y recortes en el sistema sanitario
público, a pesar de que estas actuaciones han producido
un importante deterioro de los sistemas sanitarios de
comunidades autónomas como Madrid o Valencia.
La situación es mas que
preocupante, salvo alguna sorpresa de última hora,
porque hay CCAA que dependen de acuerdos, algunos de
ellos complicados, parece que solo 3 CCAA tendrá
gobiernos que se consideran progresistas (Andalucía,
País Vasco y Extremadura aún en discusión), con lo que
el panorama en el conjunto del Sistema Nacional de Salud
será muy negativo.
Tampoco conviene olvidar
las presiones de los intereses económicos para
privatizar, aún mas el sistema sanitario, ahí están los
múltiples informes patrocinados por la industria
farmacéutica y del aseguramiento (el último el de AT
Kearney) que en el fondo proponen todos lo mismo, un
aumento de la privatización del sistema comenzando por
los copagos, siguiendo con un aumento de las llamadas
colaboraciones público- privadas, y acabando con una
presencia mayor y mas agresiva del aseguramiento privado
(eso si subvencionado o directamente financiado con
fondos públicos).
Desde hace tiempo algunos
estamos intentando contrarrestar esta marea que se
comporta en el mejor estilo de las campañas de
marketing: se escogen 2 o 3 eslogan sencillos y sonoros,
si es posible con un contenido un tanto apocalíptico aún
mejor, y se repiten hasta el aburrimiento sin mucha
argumentación hasta que se reconocen como algo obvio (el
sistema es insostenible, como es gratis se utiliza
abusivamente, el copago es necesario, lo privado es mas
eficiente). Aunque hemos hecho esfuerzos, solos y en
compañía de otros (por ej el observatorio de políticas
de salud con CCOO), la realidad es que el control
mediático y la disparidad de fuerzas juegan en nuestra
contra. Aún así se han mantenido dignamente las
posiciones a favor de la Sanidad Pública evitando que
los propagandistas de la privatización ocupen todo el
terreno ideológico – mediático. Esta es una tarea muy
importante en la que hay que continuar los esfuerzos
Las tareas en defensa
de la Sanidad Pública
Esta claro que nos esperan
años muy duros en los que las ofensivas privatizadoras
van a tener cada vez mas presencia pública, audiencia y
capacidad de convertirse en hechos. Hasta hora hemos
estado sufriendo una estrategia lenta y muy pegada al
terreno de avances continuos que han pasado mas o menos
desapercibidos ante la opinión pública, por supuesto no
siempre porque se han hecho campañas muy importantes en
Madrid y Galicia con éxito diverso. Tenemos,
probablemente, un tiempo de tregua, porque parece
razonable pensar que el PP espere a las próximas
elecciones generales para poer en marcha su política
privatizadora, aunque algunos medios e intereses
económicos tienen mucha prisa para imponer el
desmantelamiento del sistema sanitario público.
¿Como se realizara esta
política?. Hay cuatro frentes claros: recortes en la
Sanidad Pública con la excusa de la crisis y la
insostenibilidad del SNS, copagos supuestamente para
frenar la mala utilización, profundizar el recurso a las
concesiones administrativas y las PFI a la hora de poner
en marcha infraestructuras, y primar el aseguramiento
privado, probablemente vía desgravaciones fiscales. E
cualquier caso el objetivo esta claro: alejar del
sistema sanitario público a las personas con mas
recursos y dejar a este convertida en un sistema de
beneficencia.
¿Qué podemos hacer?.
La estrategia debe ser a
medio plazo, aparte de las intervenciones a corto a las
que nos veremos forzados (respuestas ante agresiones
concretas), ¿Cómo hacerlo?: pegándonos al terreno,
siendo persistentes, generando alternativas concretas,
no despreciando los avances parciales y estableciendo
alianzas. Debemos considerar cinco áreas de
intervención:
1) Científico/Técnica, desmontando el discurso
ideológico que ampara las privatizaciones y analizando
sus repercusiones, diseñando alternativas operativas
2) Profesional, recuperando la hegemonía en el sector
par lo que es preciso buscar un discurso también en lo
profesional y plantear alternativas a los problemas
concretos
3) Social, buscando movilizaciones que deben ser:
unitarias, amplias, sin sectarismos, sin protagonismos,
buscando denominadores comunes y sustentándolas en
reivindicaciones concretas Hay amplia experiencia en la
participación en organismos unitarios, el caso mas
exitoso y conocido es el de Galicia, pero hay también
experiencias muy positivas en Canarias y Murcia. A nivel
sindical es muy importante que tanto CCOO como UGT, y
los demás sindicatos, incorporen en el centro de su
estrategia los temas sanitarios porque se trata no solo
de un salario diferido, sino sobre todo de un sistema de
solidaridad social y de garantía de unas condiciones
mínimas para la ciudadanía en momentos de crisis.
4) Internacional. En todo caso hay que ser conscientes
de que cualquier estrategia a medio-largo plazo necesita
de un planteamiento como mínimo a nivel europeo, en este
ámbito un objetivo importante debería ser la consecución
de una carta de derecho a la salud de la ciudadanía
europea, en cuya consecución ya se han dado algunos
pasos.
Existe un enorme espacio,
no sólo para dar impulso al SNS lo cual es obviamente
positivo, sino para que la argumentada defensa del mismo
y su cohesión autonómica, sirva para acercar a la
ciudadanía a posiciones progresistas a pesar de la
creciente campaña mediática de confusión. Una potente y
bien explicada política a favor del SNS es a la vez una
vital herramienta que permita a la ciudadanía tanto una
intervención concienciada en las próximas elecciones,
como en la defensa del estado del bienestar ante las
agresiones que son previsibles en el corto-medio plazo.
Nos estamos jugando mucho y conviene que lo tengamos en
cuenta.
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Marciano
Sánchez Bayle
Médico
Presidente de la International Association of Health
Policy
Portavoz de la Federación de Asociaciones para la
Defensa de la Sanidad Pública |