Querido
Antonio: Aunque los dos somos de la misma
diócesis, no nos conocemos. No hemos coincidido, porque
tú eres mucho más joven y por mi ya largo "exilio
interior" madrileño. Oí hablar de ti hace un par de
años, cuando la derecha civico-eclesial de A Gudiña (el
pueblo por donde los madrileños entramos en Galicia y
donde estuvo muchos años de cura el hermano de mi buen
amigo Rogelio)puso los oportunos mecanismos en marcha
para largarte de la parroquia. Habías llegado con nuevos
aires. Joven y lleno de celo pastoral y sin haber
perdido los cristos, como dicen los curas más mayores.
Y, según me contaron entonces, te metiste a la parroquia
en el bolsillo. Simplemente, siendo un cura cercano,
sencillo, entregado y, sobre todo, defensor de los
pobres. Y, por supuesto, un cura preparado y con ideas
propias. Ese tipo de curas que no le gustan a los
caciques de a nosa terra. La historia se repite. Hay
cosas que no cambian. Si yo te contara…
Y la pagaste, porque el
obispo, monseñor Quinteiro, cedió a las
presiones. Y te cambió a la otra punta de la diócesis.
Sin hacer caso a la inmensa mayoría del pueblo, que
hasta organizó una manifestación a las puertas del
obispado, para que no se llevaran a "su" cura.
Y te fuiste a
Piñor de Cea (y varias parroquias más), pero te
llevaste a tu gente en el corazón y tus principios, tu
forma encarnada de ser cura en el alma. Y volviste a
ganarte a la gente. Con la misma receta y con idéntica
dedicacion y entrega. Y, por supuesto, sin renunciar a
tus principios ideológicos.
Por eso, mientras gran
parte del presbiterado ourensano está a partir un piñón
con Baltar y compañía, tú decidiste hacer algo por tu
pueblo desde la otra orilla, desde el Psoe. Porque
estabas convencido de que se puede ser cura y
militante socialista. Y hasta tuviste el coraje
de presentarte a las elecciones. Y quiso Dios que
salieses elegido concejal. Y ahí se volvieron a
recrudecer tus problemas con las "autoridades" civiles y
religiosas. "Habrase visto, qué desfachatez, y, encima,
por los socialistas…"
Todos conocemos a los
curas que "carrexan" votos para el PP. Todos sabemos
que, durante más de diez años, el cura Julio
Rodríguez fue concejal, portavoz y edil del PP
en Castrelo do Val. Todos sabemos de las andanzas de Don
Gumersindo, en paz descanse…Y de tantos otros curas
casados con la derecha.
Pero, con la izquierda,
pocos. Desde los tiempos de Celso Montero, los curas de
izquierdas fueron desapareciendo…Y llegas tú y quieres
embarcarte en ese barco al que la Iglesia mira con tanto
recelo…Y, después de Zapatero, aún más. Y, como era de
esperar, te llamaron al orden. Desde las más altas
instancias. Y Quinteiro (el obispo que no es ya obispo
de Ourense desde hace más de un año) te arreó un
rotundo baculazo: o dejabas la política o la
sotana.
Saliste en todos los
medios. Fuiste la "comidilla" incluso nacional. Pero no
entraste al trapo mediático. Y eso que me consta que no
te faltaron ofertas. Optaste por la prudencia y el
silencio, mientras, con tus amigos y tu conciencia,
tomabas la decisión: dejar la concejalía casi
sin estrenar y seguir siendo cura.
Admiro tu decisión. Una
decisión nada fácil. Porque te hicieron optar entre dos
vocaciones o una vocación y una profesión, que son
rofudamenet complementarias. Sobre
todo, en el universo rural gallego, abandonado de la
mano de Dios y de los hombres, donde el servicio
espiritual lleva aparejado el humano.
Una buena prueba
de fuego vocacional. Y una muesca más en el
camino de tu crecimiento personal. Porque, seguro que
habrás sacado de todo esto interesantes lecciones.
De momento, has
dejado en ridículo a los "murmuradores" de siempre,
a los que decían aquello de que "seguro que ya tiene una
salida buscada…"
Lección para el obispo,
para el vicario general, José Estévez (el eterno
retorciño, que todavía hoy salía remachando el clavo de
la suspensión) y, sobre todo, a la norma canónica.
Tu gente te
querrá más todavía. Si es
que te dejan con ella. Si no te mandan, en represalia
por tu "desfachatez", a la otra punta de la diócesis. No
saben (o sí lo saben, pero les da igual) que tu opción
por los pobres es clara y que no buscas, como otros, el
escalafón clerical para medrar.
¡Ojalá sigas conservando
tu valentía! Que no te pueda el miedo ni la terrible
presión de la institución. Valentía para pedir, por
ejemplo, que se aplique la misma medida con
todos los curas de Ourense que, además de
curas, ejercen otra profesión. Y mira que los hay. A
patadas. Desde maestros y profesores, hasta banqueros,
médicos, comandantes o enfermeros…
Querido Antonio, conserva
tus ideales, no pierdas los cristos. Y,
cuando vengas por Madrid, llámame y echamos una
parrafada. O, mejor, cuando vaya yo por nuestra tierra,
a la que vuelvo a menudo, te llamo, quedamos y nos
vemos. Un fuerte abrazo.
José
Manuel Vidal
Periodista y escritor,
Uno de los vaticanistas más reputados en España |