EL EDITORIAL
DE LA SEMANA |
Una
reflexión
sobre
el
sindicalismo
(pag.
962)
En
mayo
de
2011
la
Escola
de
Mitjans
Didàctics
dirigida
por
Pere
Polo
en
la
Islas
Baleares
ha
cumplido
20
años.
Dos
décadas
formando
profesores
a
uno
y
otro
lado
del
Atlántico.
Un
proyecto
que
en
su
día
lanzo
el
Sindicato
de
Trabajadores
de
la
Enseñanza
de
las
Islas
Baleares
(STEI-i).
Un
momento
ideal
para
reflexionar
sobre
el
papel
de
los
sindicatos
en
el
sector
de
la
enseñanza.
En
un
interesante
artículo
publicado
por
el
profesor
Emilio
Tenti,
"Los
docentes
mexicanos
y su
sindicato"
(Escuela
número
3.906),
hace
mención
a
los
resultados
de
una
encuesta
que
responden
los
docentes
mexicanos
sobre
el
papel
del
sindicato
en
el
sector.
Los
resultados
son
interesantes
porque
demuestran
la
tensión
existente
entre
dos
opciones
que
se
manifiestan
independientes
entre
sí,
y en
ocasiones
casi
contrapuestas.
Por
una
parte
existe
una
mayoría
absoluta
de
los
docentes
que
reconocen
en
el
sindicato
del
sector
de
la
enseñanza
a
una
organización
que
defiende
los
derechos
laborales
de
los
trabajadores
(69%).
Al
mismo
tiempo,
otra
mayoría
absoluta
reconoce
que
el
sindicato
no
aporta
nada
a la
defensa
de
la
calidad
de
la
enseñanza
(62%).
Una
interesante
contraposición
que
podría
ser
extrapolable
a la
realidad
sindical
española
en
la
cual
se
percibe
cada
vez
con
más
intensidad
como
los
sindicatos
de
sector
han
ganado
en
su
papel
reivindicativo,
casi
han
quedado
rehenes
del
discurso
laboral,
pero
han
perdido
capacidad
en
materia
de
debate
y de
discusión
sobre
aquellos
elementos
que
deben
decidir
la
calidad
del
sistema
educativo.
Los
sindicatos
de
la
enseñanza
no
han
querido
o no
han
sabido
manifestarse
de
manera
clara
y
rotunda
sobre
las
reivindicaciones
del
movimiento
15-M,
a
pesar
de
que
han
planteado
una
interesante
batería
de
propuestas
en
el
ámbito
de
la
educación.
Las
organizaciones
sindicales
en
el
sector
de
la
enseñanza
tienen
por
delante
tres
retos
muy
importantes.
El
primero,
mantener
el
nivel
y la
solvencia
de
las
reivindicaciones
sociales
y
laborales
para
los
trabajadores
del
sector,
en
unos
momentos
especialmente
delicados
para
consolidar
y
ampliar
esos
derechos.
El
segundo
reto
es
contribuir
a la
mejora
de
la
calidad
de
la
oferta
educativa,
de
la
enseñanza
y de
los
aprendizajes
que
deben
adquirir
las
futuras
generaciones.
Para
afrontar
esta
tarea
con
garantías
los
sindicatos
deben
de
ir
más
allá
de
la
defensa
corporativa
de
los
intereses
de
determinados
colectivos.
Los
maestros
y
los
profesores
deben
ser
conscientes
que
el
sentido
de
la
educación
y la
formación
está
más
allá
del
aula.
Y en
tercer
lugar
los
sindicatos
deben
participar
en
movimientos
sociales
de
amplio
espectro
porque
son
los
únicos
que
garantizan
la
consecución
y
consolidación
de
reivindicaciones
duraderas
en
el
tiempo.
Salir
del
aislamiento
y
conectar
con
los
problemas
de
la
calle
es
una
necesidad
tan
urgente
como
plantearse
el
horizonte
de
las
reivindicaciones
más
allá
de
las
estrictamente
laborales,
porque
en
ello
les
va
la
supervivencia
a
los
sindicatos
del
sector
de
la
enseñanza.
Por
todo
esto
el
ideal
que
sostiene
la
Escola
de
Mitjans
Didàctics
es
un
ejemplo
a
seguir.
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