PREOCUPA en Europa el fracaso escolar. Los jóvenes que no terminan la enseñanza obligatoria alcanzan el 14,4%, un porcentaje que es altamente alarmante en España, donde los menores de 16 años que abandonan los estudios antes de tiempo se elevan al 31,2%, lo que sitúa este país a la cola de los 27 de la Unión Europea, sólo por delante de Turquía y Malta y empatado con Portugal. Por tanto, casi un tercio de la población juvenil española se halla en serio riesgo de estar abocada al paro y a la marginación o a malvivir de las ayudas sociales. Una situación que se agrava como consecuencia de la crisis económica, según señala la encuesta europea sobre las fuerzas de trabajo.
El sector más castigado por el fracaso escolar es el de los inmigrantes. El porcentaje de los jóvenes entre 18 y 24 años que no han logrado el título de graduado escolar está en el 26%, el doble de la media, mientras que en España este porcentaje supera el 40%, un dato que es especialmente notable entre los inmigrantes recientes o en países en los que, como en España, el fenómeno de la inmigración y su correlato de la reagrupación familiar se ha multiplicado en la última década.
Otra de las causas del fracaso escolar está directamente relacionada con el entorno familiar y la situación socioeconómica. Los hijos de padres universitarios tienen un porcentaje de abandono escolar mucho menor que los que no lo son. Así, en España se ha dado el fenómeno de que, durante el boom inmobiliario, muchos jóvenes en edad escolar abandonaron los estudios para ponerse a trabajar en la construcción o la hostelería, llamados por los salarios que se pagaban. El estallido de la burbuja y la crisis económica han empujado a estos jóvenes al paro y ahora se encuentran en una difícil situación, sin empleo ni formación.
La Unión Europea se propone aprobar un plan para lograr que la media de abandono escolar se sitúe por debajo del 10% mediante un perfeccionamiento de la coordinación, la detección temprana del fenómeno, una intervención preventiva y el establecimiento de un sistema que ofrezca una segunda oportunidad, a través de la formación profesional y de la educación de adultos. Pero no es suficiente. Se precisa una labor de recuperación del prestigio de la enseñanza, puesto que hay muchos jóvenes que abandonan los estudios a la vista de los problemas de sus hermanos mayores, que, habiendo terminado el ciclo formativo, se encuentran con graves problemas de empleo o en el subempleo. Una cuestión fundamental si se quiere atajar el abandono escolar.
La Vanguardia