Hola Félix.
La finalidad de este correo no es otra que contarte mi historia sobre cómo vivo la crisis. Ésta, creo que es en parte el reflejo de un colectivo del que no se habla o si se ha hecho es poco. Me refiero a esas personas que de una manera u otra la crisis y todas las variantes de sufrimiento, estrés y malos momentos que ésta desarrolla les ha oprimido tanto que han pensado o intentado dejar de vivir.
Groso modo y sin querer extenderme te contaré que soy profesor interino, bueno este curso de momento ni eso, con los recortes que se han aplicado tanto a nivel nacional como a nivel autonómico la cosa no sigue los cauces de otros años. Este curso todavía no he empezado a trabajar, a dejarme la voz en las aulas, a preparar las clases, a orientar a más de un alumno, o a hacer ver lo importante que es la formación y la cultura a más de un padre.
Esta situación me originó un estado de intranquilidad, ansiedad y angustia tremendo que todavía padezco. Como casi siempre, en estas tesituras uno no es consciente de lo que sucede a su alrededor y de los problemas que se pueden originar. Al igual que yo, muchos interinos desesperan al no ser nombrados para realizar una sustitución, aunque ésta sea de quince días. Entre otras cosas porque un docente ya sea de Primaria o de Secundaria lo tiene difícil para encontrar trabajo en algo que no sea la propia docencia, básicamente porque las empresas privadas al revisar el currículum vitae de uno y ver que es docente interino automáticamente te descartan, no les interesas, creen que en poco tiempo te irás a la “teta estatal”, (en parte lo entiendo). Yo he presentado mi candidatura a ofertas de limpieza, aparcacoches, operarios de fábrica y así un largo etc., el resultado no ha sido otro que seguir sin trabajo y comiéndome los huevos un día sí y otro también.
Cualquiera se podrá imaginar lo inaguantable y deseperada que es esta situación. Como comentaba antes, uno sin darse cuenta empieza a ver como todo lo que le rodea se va cayendo a sus pies. Para mí, lo más doloroso de todas estas situaciones asociadas al no trabajar ha sido la perdida de mí pareja, después de estar juntos más de 12 años. Un golpe muy duro, creo que puedo afirmar sin exagerar que fue la gota que colmo el vaso. Entonces a partir de ahí, es cuando decidí tomar la dramática decisión de quitarme la vida. Siendo hasta el momento el primer intento.
A fecha de hoy recibo asistencia psicológica, para intentar reorientar mi vida y desechar de mi mente cualquier pensamiento suicida. Cuando en realidad lo único que sería capaz de conseguir eso, no es otra cosa que un maldito trabajo, (en primer lugar). Esto es lo que le digo una y otra vez al psicólogo,y que las dos parcelas de la vida que proporcionan felicidad son la laboral y la de pareja. Vaya, yo tengo las dos mal.
Miro al futuro y lo único que veo es oscuridad. Una oscuridad engendrada en gran medida por los ineptos de políticos y gobernantes que hay en este país de pandereta, donde todo vale y todo tiene cabida por esperpéntico que sea. Muchas veces me pregunto cómo es posible que un médico, un profesor, un economista, un periodista, un informático o un juez por poner un ejemplo, tengan que luchar tanto para poder optar a un trabajo digno, mientras, veo a Ministros como Leire Pajín sin formación universitaria, a José Blanco sin formación universitaria, creo que el antiguo ministro de trabajo Celestino Corbacho tres cuartas partes de lo mismo, yo ante esto, y con gran cara de incredulidad no entiendo nada. La verdad, este país no tiene ni pies ni cabeza para muchas cosas, hay tantísimas cosas que no están bien, y lo triste es que seguirán igual, como ejemplo están los sueldos de alcaldes, concejales, políticos, senadores, y todo ese elenco de chupópteros, el descontrol económico y lógico que supone la gran ramificación de un sistema tan sumamente descentralizado como es el actual, las pensiones vitalicias, el personal público contratado a dedo sin pasar al menos un filtro de valía, etc. Es una lástima, pero la clase política de este país da asco, nauseas y por extensión el vomito.
Yo como comenté antes recibo asistencia de salud mental, intento reorganizar mi vida y recuperar las piezas vitales que me faltan, al tiempo que veo como los días son grises cubiertos por completo de nubes y sin que parezca que vaya a despuntar ningún rayo de sol. Así es la vida que soporta uno de los tantos desempleados de este país.