El
italiano Giovanni
Bollea (Cigliano Vercellese, 1913) es uno de los padres
de la moderna neuropsiquiatría infantil (algunos
aseguran incluso que se la ha inventado él). Su último
ensayo sobre la educación de los hijos, Las madres nunca
se equivocan, que en España acaba de publicar Libros del
Silencio, se ha convertido en todo un fenómeno en
Italia, con más de medio millón de libros vendidos. Lo
más llamativo de sus tesis es que reivindica la
intuición y el sentido común como instrumentos
educativos ya que afirma que el problema de muchos
padres es que viven abrumados por las advertencias de
quienes les dicen que no hay que traumatizar a los niños
por nimiedades y por los defensores de la disolución de
la autoridad. Frente a ese dilema que todo padre ha
sentido (¿soy demasiado duro? ¿o demasiado blando?) el
libro es una llamada a disfrutar de la paternidad y a
sentir empatía por los pequeños de la casa. "Educar, en
el fondo, no es difícil", afirma tranquilizadoramente el
autor.
Bollea
desciende en su ensayo a lo cotidiano: el colegio, la
televisión, la lectura, los juguetes, el baño, la
comida, los castigos, los caprichos… y también el
papel de los hermanos (desaconseja el hijo único), los
abuelos y los amigos. Sobre los papeles diferentes de
padre y madre, afirma: "La madre es el ministro de
asuntos internos: los afectos, la sociabilidad. Mientras
que el padre es el ministro de exteriores: la autoridad,
la seguridad". Una madre o un padre serenos –
dice-rinden en un cuarto de hora lo mismo que un padre
ansioso en una hora. Y no se trata de que no haya tiempo
para hacer las cosas: "Lo que cuenta es la intensidad,
no la cantidad de horas".
Frente a nuevos síndromes
como el de la soledad on line, Bollea propugna la fuerte
presencia de los dos pilares de toda educación: la
escuela y los padres. Son fundamentales aspectos como el
dibujo, el desayuno y cena en familia, practicar mucho
deporte… El castigo debe ser la aceptación de unos
límites, pero debe estar lejos de la agresión o
humillación.
Los padres deberían
"recibir amigos en casa al menos tres o cuatro veces al
mes", además de "salir solos como mínimo dos veces a la
semana" (ya saben, cine, teatro, conversación,
viajes…) para que su vida de pareja vaya más allá de
la gestión de los deberes familiares. "Si las parejas no
se acomodaran a la rutina de las actividades cotidianas,
cuántas separaciones se evitarían…".
Para los niños, es
importante que "los padres den el ejemplo de una unión
basada en el respeto y la estima de los cónyuges".
De hecho – y aquí Bollea
va s contracorriente de algunos-,las dos mayores
amenazas para la correcta educación serían, actualmente,
la influencia de los medios de comunicación ("la
televisión, incluidos los programas infantiles, es una
escuela paralela terrible, además de un empuje al
consumismo") y las separaciones de pareja.
Sobre la escuela, desmonta
uno de los tópicos más extendidos en ciertos sectores
sociales: la búsqueda afanosa de la mejor escuela, que
"resulta absurda" ya que "es ilógico creer que toda una
escuela es mejor o peor, todos recordamos mejores y
peores profesores, no existe la perfección en todo un
complejo", sometido a múltiples variables no
previsibles. Ynohay que preguntar cosas del estilo "cómo
ha ido hoy" sino "conversar en general acerca del grupo,
de la sociedad escolar, los juegos, los temas
tratados…". "Queridas madres – afirma-,no debéis decir
nunca más ´mi hijo no me cuenta nada´, vuestro hijo
hablará si no lo agobiáis todos los días con la
exigencia de información". |