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Conciliación. Ese término abstracto anhelado por muchos
pero que sólo consiguen llevar a la práctica algunos
pocos afortunados/ as. |
A menudo se manejan
grandes mentiras. Aquí van diez:
1. Aparquemos las políticas de igualdad, ¡hay
crisis!
Estas políticas no son una moda ni un
entretenimiento para mantener ocupada a alguna
joven (ex) ministra pizpireta acunada por el
patriarcado andaluz. Surgen con la democracia
tras la Revolución Francesa, y por tanto son un
factor estructural. Sirven para afianzar las
políticas de bienestar, especialmente entre las
mujeres, históricamente las que cargan (y
remontan) las crisis.
2. La igualdad necesita un ministerio.
Zapatero nos lo vendió en abril del 2008 como su
apuesta: Aído y el frente ideológico. Buena
cuenta de ello ha dado la derecha. Los platos
fuertes: la ley del aborto (que tuvo que acabar
rectificando por sentido común), la batalla
contra la desigualdad entre sexos en el ámbito
laboral y doméstico, y la lucha contra la lacra
de la violencia machista (hoy por hoy, 57
muertas). Ocurre que ahora finiquita este
ministerio – no a Aído, que va a menos-porque
entiende que ahora sus competencias puede
administrarlas Sanidad. ¿Convierte esto en
cierto aquello del Ministerio de Igual-da? Con
este cambio de cara a la galería, ¿se aparca la
batalla por la igualdad?, ¿ha dejado de ser una
prioridad?
3. La conciliación sólo concierne a padres y
madres.
Cualquier persona tiene derecho a que el trabajo
no ocupe todo su tiempo, tenga hijos o no. Si
media la maternidad, tampoco la conciliación
debe considerarse un reto femenino: ¿acaso los
hijos no son también del padre?
4. Premio a quien caliente la silla.
¿Prolongar la jornada todos los días obedece a
una necesidad de producción? Los sociólogos
insisten en que la flexibilidad en el trabajo
conlleva menor absentismo, mayor productividad
horaria, mayor compromiso y más competitividad.
Hay que reclamar un cambio en la cultura de
dirección de empresas, por supuesto, pero cada
uno debe tomar conciencia individual de que es
posible el cambio.
5. España marca la diferencia.
En el resto de Europa, a las siete, fuera del
trabajo. ¿A qué viene tanta afición a esas
largas sobremesas? Hay que reivindicar la hora
(60 minutos) para el almuerzo.
6. La empresa nos hace un favor si nos deja
conciliar.
Nadie debería tenerse que justificar por
pedirlo.
7. La jornada reducida, una panacea.
Aunque trabajar a tiempo parcial puede ser una
elección personal, en la práctica muchas mujeres
la escogen forzadas por circunstancias
familiares. Esta opción puede ocasionar
perjuicios económicos y profesionales.
8. Ayudas para salvar la curva demográfica.
No se tienen hijos para remontar la curva
demográfica del país, sino por opción personal.
Las políticas sociales deben garantizar la libre
elección.
10. La naturaleza decanta.
La naturaleza no nos da unas habilidades a las
mujeres para cuidar de la familia o la casa y se
las quita a los hombres. Esto nos lo da la
educación.
Susana Quadrado |