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Un
ejemplo más de que el neoliberalismo solo nos traería
ventajas. Con ventajas así, me alegro de haber estudiado
hace 30 años. |
El hombre, como cualquier
animal domesticado, termina adaptando el universo a sus
rutinas. Para los que pasamos los primeros 20 años de
nuestra vida sometidos al calendario escolar, la vuelta
al colegio sigue significando el cambio de año. El
principio del nuevo curso es una Navidad laica, sin uvas
y sin discurso del Rey, pero con propósitos renovadores
y hasta suscripción a fascículos, que también un día nos
dejarán tirados. El aroma de vuelta al cole lo impregna
todo. Las parrillas de televisión se renuevan,
desaparecen programas y otros se retocan. Por lo
general, suele ser el mismo regalo pero envuelto con
distinto papel. Lo iremos descubriendo mientras los
presentadores pierden el bronceado.
Lo más previsible de la vuelta al colegio vista a través
de la televisión es el empeño de los servicios
informativos por visitar micro en ristre algún colegio.
Filmar el lloro comprensible de los debutantes y las
declaraciones del más zoquete del aula.
Sin embargo, poco se ha publicitado este año el dato de
que los centros privados tienen más número de alumnos
por clase que los públicos. Tampoco se analiza si es
positivo para la formación humana de los niños que
avancemos tanto su entrada en la rutina escolar,
forzados por las exigencias laborales de los padres. Y,
por supuesto, a ningún canal se le ocurre analizar las
supuestas ventajas que nos iba a traer la liberalización
de los precios de los libros de texto. Mucho presumir de
que la competencia nos traería innumerables ventajas y
la verdad es que el pastel se lo han quedado las grandes
superficies frente al pequeño librero, el precio de esos
libros obligatorios es más alto que nunca y las mochilas
de los niños siguen prometiendo un futuro masivo de
lesionados cervicales. Las editoriales principales
funcionan con un tono soprano, donde nadie se atreve a
rechistarles, y a los padres que reivindican en público
la razonable posibilidad de que sus diferentes hijos
puedan heredar de año en año los libros de texto yo les
recomendaría que miraran debajo del coche antes de
arrancarlo por las mañanas. Un ejemplo más de que el
neoliberalismo solo nos traería ventajas. Con ventajas
así, me alegro de haber estudiado hace 30 años.
David Trueba
Escritor |