Ciertamente, negociar, lo que se dice
negociar, poco negociamos, si entendemos por negociación la capacidad de
intercambiar bienes e ideas para llegar a un acuerdo. Los sindicatos
-algunos- ofrecemos nuestro trabajo y la opinión del profesorado,¡casi
nada!, frente a los medios y la voluntad de la Administración. Pero
ésta, ya se sabe: "contra el vicio de pedir, la voluntad de no dar". Ésa
no es la cuestión, porque las cosas no basta con pedirlas o exigirlas,
por muy legítimas que sean las reivindicaciones, sino que hay que
conquistarlas.
Algunos sindicatos, sí, esos que se
autodenominan de clase, pero que firman congelaciones salariales con el
Gobierno de turno, ya sea de la derecha, del centro o de la "izquierda",
verbi gratia, CC.OO. y UGT, esos, decimos, no se "rebajan" a entrar a
esas reuniones que califican de vergonzoso mercadeo. Eso, que la casa la
barran otros, porque ellos son, efectivamente, de otra clase, pitan más
alto. Estos chicos…
Ironías aparte. Lo cierto es que en
cualquier reunión, para argumentar y defender posiciones
convincentemente, para, en definitiva, negociar, -¡porque esto también
es negociar! – hay que conocer la realidad sobre la que se está
trabajando, hay que llevar las necesidades y demandas de los centros, la
opinión del profesorado… O sea, hay que llevar los deberes hechos, y,
amigo, eso es ya otro cantar, porque exige un laborioso trabajo previo
que, por lo visto, estos "sindicalistas de clase" se han cansado de
realizar. Así las cosas, nos preguntamos a quién demonios pretenden
defender.
Pero, además, una finalidad sindical de
primer grado obliga a la participación responsable en las reuniones de
trabajo con la Administración, participando en el control del proceso de
supresiones y creaciones de plantillas y unidades escolares. Sólo así se
podrán reivindicar, con conocimiento de causa, las necesidades
detectadas desde una base real, no desde supuestos o intereses
particulares. Y sí, claro que se consiguen mejoras, por pocas que sean,
como no puede ser menos. El trabajo bien hecho, suele dar sus frutos. Y
la experiencia ha demostrado con harta frecuencia, que cuando se hacen
dejaciones en este sentido, cuando no se participa en ellas, la
Administración hace de su capa un sayo, imponiendo sus criterios y
condiciones, que no son precisamente al alta ni generosos con la calidad
de la enseñanza y las condiciones de trabajo de los docentes.
Cualquier mejora supone casi siempre una
conquista social o sindical. A veces, basta con evitar que las cosas
empeoren. Todo exige una lucha y un compromiso. Los STEs nunca lo
olvidamos, por eso siempre estamos dispuestos a participar, porque la
participación es la esencia de la democracia. Los que no participan o
están aliados con el poder o no son demócratas.

Federación STECyL de Castilla y León. |