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Una discriminación global · DIA DE LA MUJER |
Las niñas ya no quieren ser
princesas |
SALVADOR ENGUIX – Valencia |
- Un estudio entre 12.300 niños y
niñas confirma que ellas son mucho más prácticas
- La encuesta señala que las niñas de
entre 6 y 11 años asumen más que los niños que para triunfar en la vida
tendrán que esforzarse; ellas quieren trabajar en la sanidad y ellos,
triunfar en el fútbol
- “Sólo a partir de los once años los
niños se vuelven más realistas y ya no aspiran a ser futbolistas”
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De qué
trabaja tu papá?
El estudio descubre que los niños y niñas escolarizados en
colegios públicos se decantan mayoritariamente por profesiones
que no necesitan, en general, estudios específicos para su
realización (42,3%) o por estudios de formación profesional
(8,4%). Los niños escolarizados en colegios concertados y
privados se decantan mayoritariamente por profesiones que
requieren estudios superiores. Esta realidad puede depender de
muchos factores, no sólo del colegio, sino también de los
referentes familiares que pueden condicionar al niño, como la
profesión de los padres. |
Tenía razón el cantautor Joaquín
Sabina: las niñas ya no quieren ser princesas, ni tampoco amas de casa.
Desean, ya desde los seis años, ser facultativas (médicos, pediatras,
cirujanas, farmacéuticas), maestras, técnicos superiores (arquitectas,
ingenieras), científicas (biólogas, arqueólogas y químicas),
profesionales liberales y, también, entrar de lleno en trabajos aún
masculinizados, como policías y bomberos.
Lo dice un estudio realizado en toda España y dirigido por Petra María
Pérez Alonso-Geta, catedrática de Pedagogía de la Universitat de
Valencia y experta en educación infantil, a petición de una empresa
privada que ha solicitado el anonimato. La investigación, publicada en
la Revista Española de Pedagogía, consistió en interrogar a 12.300 niñas
y niños de entre seis y once años sobre qué les gustaría ser de mayores.
La importancia de este estudio radica, como señala su directora, en
descubrir, desde la infancia, los modelos de “socialización laboral”, en
que “los niños y niñas eligen con su objetivo profesional un tipo de
vida que les va a condicionar el futuro”. “La socialización –añade– se
lleva a cabo imitando, identificándose, tomando como referencia a los
padres, a los profesores, a los amigos, etcétera”. En la infancia,
señala esta investigadora, “los niños proyectan su yo ideal para el
mañana, a partir de la información que reciben de su contexto social y
de los patrones culturalmente dominantes; dotados a su vez de una
valoración simbólica del éxito que va más allá del tema laboral”. “ Se
trata –concluye– de un yo en el que pueden primar valores secundarios
como el dinero o la fama y perder de vista valores fundamentales”. Los
resultados, y las posteriores conclusiones de este estudio, son
sorprendentes. De entrada, como señala Petra María Pérez, “ellas tienen
mucho más claro qué quieren ser en el futuro que ellos, y también están
más dispuestas que los niños a esforzarse por lograr el éxito”.
P or
ejemplo, el grupo denominado escolares con preferencias de logro
profesional con esfuerzo lo forman, principalmente, niñas de entre diez
y once años que se decantan por todas las profesiones, incluidas las
ingenierías y las carreras técnicas. Por el contrario, el grupo de
escolares con expectativas de logro profesional sin esfuerzo lo forman,
principalmente, niños de entre siete y ocho años, que se decantan por
ser futbolistas, ciclistas o pilotos de fórmula 1. La variable del sexo
introduce notables variaciones en las preferencias. El 25,8% de los
niños quiere ser futbolista, frente al 0,9% de las niñas. Lo contrario
ocurre con la idea de ser maestros, con un 3,5% de los niños y un 21,1%
de las niñas. Pero, al contrario de lo que se creía, profesiones
tradicionalmente masculinas como veterinario son más preferidas hoy en
día por las niñas (13,7% frente a 4,9%), así como la de médico (6,3% de
las niñas frente a 3%de los niños). “Esto nos da una cierta idea de los
cambios sociológicos en nuestro país hacia una mayor igualdad entre
ambos sexos”, señala la catedrática. Destaca que sean ellas las que
prefieren profesiones de una mayor proyección y servicio a los demás,
como la medicina o la docencia.
Por edades, los más pequeños, de entre seis y siete años, están muy
influenciados por la figura del profesor, y prefieren ejercer como tales
y también, como segunda profesión, la seguridad y la defensa. Es, según
el estudio, la única edad donde aún la fantasía forma parte de su
psicología, porque muchos quieren ser “reyes o reinas”, “piratas”, o
“famosos”. Es entre los ocho y nueve años cuando los niños,
principalmente, deciden que en el futuro quieren ser deportistas. “Creen
que aporta prestigio, y beneficios psicológicos como seguridad,
identidad y arraigo al grupo”. “Sólo a partir de los once años los niños
van teniendo una idea de sí mismos más ajustada a sus posibilidades
reales, y por eso la profesión de futbolista baja de significación”.
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A cuestas con el recién
nacido |
CRISTINA CARULLA – Barcelona |
- Una abogada, forzada a acudir al
trabajo con su bebé al carecer de baja por maternidad
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Bernat tiene un mes de vida y sufrió
retortijones toda la noche de ayer. Su madre, Carolina, tan sólo pudo dormir
dos horas. Pero por la mañana, pasados veinte minutos de las 11, madre e
hijo tuvieron que ir a trabajar al juzgado contencioso administrativo número
5 de Barcelona. Entre el revuelo de periodistas, curiosos y cámaras de
televisión, Carolina de la Fuente, de 33 años y abogada, empujaba con fatiga
el carrito y se abría paso para encerrarse en el despacho del juez don
Francisco José González Ruiz, que instruye el caso que la ocupa. ¿Le
concedería la baja por maternidad y aplazaría la diligencia?
Carolina dio a luz a Bernat, su primer hijo, a los siete meses y medio de
gestación el día 6 de febrero. Dos días después tenía planeada una práctica
judicial pero como estas cosas suelen llegar a bote pronto, su padre corrió
a presentar los certificados de nacimiento al juzgado para demostrar que su
hija no podría trabajar. Tras el parto, Carolina restó en cama en el
hospital 10 días y su hijo, cinco más en la unidad de cuidados intensivos.
Se aplazó la práctica para ayer, día internacional de la Mujer.
Legalmente, cualquier madre tiene derecho a cuatro meses de baja por
maternidad, así que, en un último intento, Carolina pidió que se le
respetase el período de reposo. Pero el juez le dijo que no podía ser,
"visto el tiempo transcurrido". "Tampoco tengo mucha idea de qué quería
decir con eso", confiesa ella. A la citación de ayer podría haber acudido
sin su hijo pero entonces considera que "estaría reconociendo que mi hijo no
me impide realizar mis trabajos", y se niega a ceder en esta batalla.
De no acudir a la cita, se le abriría un expediente disciplinario. ¿Cómo se
las apañan las abogadas que dan a luz si la ley no estipula qué es causa de
baja y qué no? "Normalmente se envía a otro compañero al juicio", explica,
pero en este caso su clienta era fiel. "Queremos que sea ella quien nos
represente, hace ya mucho tiempo que nos conocemos y nos da igual tener que
esperar", aclaraba Carola Llauró, que lleva más de un año con unas obras
paralizadas en Vilassar de Dalt.
"¡El niño está llorando!", interrumpió un hombre en medio del alboroto
general que había ayer en los juzgados de la Ronda Universitat. La madre no
daba al abasto. Pero la situación no es nueva. "Hace seis años que las
abogadas luchan en contra de esta situación", lamenta la decana del Col ·
legi d´Advocats, Sílvia Giménez-Salinas, que ayer acudió para intermediar en
un caso donde existe un vacío legal. Puesto que cada juez estipula qué es
una fuerza mayor que impida trabajar, la organización solicitó la regulación
de las bajas por maternidad.
Veinte minutos después, Carolina salió del despacho con un veredicto que no
fue demasiado alentador: el juez suspendió el caso hasta dentro de 60 días,
momento en que podría obligarla a volver a comparecer ya que considera que
"dar a luz no es un impedimento suficiente para dejar de ejercer", recela De
la Fuente.
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