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Una llama siempre encendida
recordará a todas las mujeres víctimas de malos tratos |
- "Nuestra sociedad ha conseguido que
la violencia de los hombres contra las mujeres sea injustificable, pero
es necesario que se vuelva impensable", afirma el manifiesto
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AGENCIAS – |
Una llama recordará desde hoy en el Instituto de la Mujer a todas las
víctimas de la violencia machista, homenajeadas en un emotivo acto que ha
reunido a representantes del Gobierno, asociaciones y familiares de mujeres
asesinadas que han apostado por hacer de esa violencia no sólo un acto
injustificable, sino impensable. El ministro de Trabajo y Asuntos Sociales,
Jesús Caldera, ha presidido el acto organizado con motivo del Día
Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, en el
que ha instado a la sociedad a "crear un clamor, enfrentarse al silencio y
desenmascarar a las personas y las situaciones que producen esta lacra". En
opinión de Caldera, no se puede avanzar si se mantiene la preponderancia de
un sexo sobre el otro, por lo que son necesarias las medidas de acción
positiva, "medidas desiguales ante la desigualdad" como las establecidas en
la ley integral contra la violencia de género que el Parlamento aprobará
antes de fin de año. La actriz Charo López ha sido la encargada de leer el
manifiesto del acto: "Nuestra sociedad ha conseguido que la violencia de los
hombres contra las mujeres sea hoy injustificable, pero es necesario ir más
allá: es necesario que se vuelva impensable; que no tenga nunca más sitio ni
en nuestras mentes, ni en nuestros cuerpos, ni en nuestras vidas".
Una de los momentos más emotivos ha sido el encendido del pebetero, situado
en el patio del Instituto de la Mujer, a cargo de varios familiares de
mujeres asesinadas. En el acto, han estado presentes la hermana de Esmeralda
Clavería (23 años), quien fue asesinada junto a su madre (46 años) en marzo
en Fuentes de Ebro (Zaragoza), a manos de su ex compañero sentimental; y la
madre y una hija de 15 años de Fabiola Dolores González (32 años), quien
murió en julio en Telde (Gran Canaria) tras recibir varias cuchilladas por
parte de su marido. También han participado las dos hermanas de Sandra Pinto
(31 años), estrangulada por su pareja el 29 de agosto; y el hijo de 17 años
de Jennifer Lara Castillo, quien perdió la vida junto a otros dos de sus
hijos en Alcira (Valencia), cuando su ex esposo prendió fuego a la vivienda
con ellos dentro el 30 de abril.
"Ni una mujer muerta más"
Tal y como ha destacado antes de encenderse el pebetero la directora del
Instituto de la Mujer, Rosa Peris, la llama es un deseo de que "no haya ni
una mujer muerta más" y un aliento para que "el silencio de los hogares se
rompa y todos nos atrevamos a denunciar situaciones de las que no somos
culpables". Por su parte, la secretaria general de Políticas de Igualdad,
Soledad Murillo, se ha encargado de presentar a las premiadas por su
dedicación a favor de la igualdad y de todas aquellas que "pagaron muy caro"
el no estar dispuestas a resignarse, "primero con su dignidad, luego con su
autoestima, y al final con su muerte".
Entre aplausos, ha subido al escenario Raquel Orantes, miembro de la
Plataforma de Mujeres Artistas contra la violencia de género, que ha
dedicado el homenaje a su madre, Ana, cuya muerte tras ser quemada viva por
su marido supuso el inicio de la lucha pública contra estos hechos. La
segunda homenajeada, Isabel Llinás, directora del Instituto Balear de la
Mujer y que estuvo a punto de ser asesinada por su pareja, ha destacado lo
difícil que es reconocer que se es una mujer maltratada y ha mostrado su
disposición a continuar con su labor, aunque le duela todos los días cuando
vuelve a su casa "con todas las historias".
En nombre de todas las asociaciones que luchan contra la violencia y por la
igualdad ha recogido su placa la portavoz de la Red de Organizaciones
Feministas contra la Violencia de Género, Ángeles Alvárez, y Rosa Peris se
ha encargado de recoger la distinción concedida a Carlota Bustelo, primera
directora del Instituto de la Mujer y una "adelantada" en el movimiento
feminista que no ha podido acudir al acto por enfermedad. La vicepresidenta
del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, ha aprovechado su presencia
en el pleno del Congreso para rendir un homenaje a quienes "soportan la
manifestación más brutal de la discriminación" y defender los derechos de la
mujer cuando "ha cesado la hora del silencio". Numerosos ayuntamientos y
comunidades autónomas se han sumado a los actos organizados con motivo del
Día Internacional con declaraciones institucionales de rechazo a la
violencia de género y muestras de apoyo a la ley integral. |
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Las huellas de la agresión
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- La violencia deja secuelas físicas
y psíquicas duraderas a las víctimas
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El daño sigue después de la agresión: la violencia machista deja secuelas en
la salud de las mujeres, según los expertos. Es algo poco estudiado aún,
pero los datos apuntan, por ejemplo, que el 77% de las maltratadas sufre
dolores de espalda o articulares (los padece el 66,2% de las mujeres no
agredidas). Más de la mitad de las víctimas siente ansiedad o angustia,
frente al 33% del resto, según la última gran encuesta del Instituto de la
Mujer sobre violencia de 2002. Los especialistas piden que la repercusión
del maltrato se aborde como "problema sanitario de primer orden". Y es que,
según esa encuesta,
el 11,1% de las ciudadanas mayores de 18 años (1,88 millones) ha sufrido
maltrato, casi siempre a manos de su marido, novio o ex pareja. Pero sólo el
4% de las encuestadas (680.000 mujeres) reconoce haberlo padecido.
"Es un problema de salud pública importante", afirma la directora general de
la Agencia de Calidad del Sistema Nacional de Salud, Pilar Polo. Para
abordarlo, el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud
(compuesto por el ministerio y las comunidades) decidió el pasado septiembre
crear una comisión.
"Es un problema que se conoce poco y mal", asegura Miguel Lorente, director
de Instituto de Medicina Legal de Granada y experto en violencia doméstica.
"Sólo se considera esta violencia si es una agresión física y sus
consecuencias suelen reducirse a las penales. Pero tiene un coste en años de
vida saludable. A nivel mundial, es la tercera causa de pérdida de esos años
en las mujeres", explica. "La Organización Mundial de la Salud lo ve desde
1996 como problema de salud de primera magnitud", añade.
Pilar Blanco Prieto intenta sacar a la luz un fenómeno a menudo invisible.
Esta médica de familia, codirectora del reciente libro La Violencia contra
las Mujeres. Prevención y Detección (Díaz de Santos), explica: "Cuando una
mujer padece maltrato, enseguida se siente mal. Lo primero que se aprecia en
ella es la ansiedad". Pero difícilmente los médicos localizan la causa real:
la violencia. "La mayoría de mujeres callan y muchas ni son conscientes de
ser maltratadas hasta llegar a la violencia física", apunta Blanco, de la
Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública.
"La agresión física suele causar lesiones agudas. Las primeras agresiones
provocan además una lesión psíquica como el shock", detalla Lorente. Cuando
el maltrato es habitual, suelen aparecer, con carácter crónico "dolores
inespecíficos, mareos, alteraciones gastrointestinales, hipertensión y
problemas genitourinarios". En lo psíquico, "estrés postraumático, cuadro
depresivo, ansiedad y baja autoestima".
Blanco apunta también que la violencia es "un factor de riesgo para contraer
enfermedades". Y ello porque la autoestima de la víctima resulta dañada. Esa
situación favorece el descuido personal y las conductas perjudiciales
(alcohol, tranquilizantes, tabaquismo…). Además, el estrés crónico
"implica alteración del sistema inmunológico y neurohormonal que favorece
nuevas enfermedades (infecciosas, cardiovasculares, autoinmunes…) y el
empeoramiento de las existentes", asegura. |
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"Me ponía la pistola en la
cabeza" |
- Cinco víctimas de la violencia
machista relatan cómo lograron abandonar a sus maltratadores
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CHARO NOGUEIRA .- EL PAÍS – Sociedad |
"Sueño que estoy con él en una casa. Todo se llena de agua y yo me ahogo".
María C., de 43 años, lleva un lustro lejos de su primer marido, pero él
sigue en sus pesadillas: 18 años de golpes no se olvidan. A veces se
despierta porque se ha orinado de miedo. La angustia continúa al abrir los
ojos: teme volver a encontrarlo.
Con la mirada fija y a ratos vacía, María C. relata un rosario de palizas.
"Siempre acababan igual: yo en posición fetal contra la pared y él
pateándome. Se movían los cuadros de la vecina, pero nadie me ayudaba.
Muchas veces me pegaba delante de los niños. Tiene pistola, por su trabajo.
A veces me la ponía en la cabeza. El cañón está muy frío. Al llegar a casa
yo le sacaba las balas a escondidas. Volvía a cargarlas antes de que se
fuera".
"Sigues viviendo así porque estás anulada. Eres dependiente y te sientes una
mierda. Llegas a creer que has hecho algo para que te pase eso. Él me hacía
sentirme inferior y me creí que lo era", explica María C. "La violencia
impide pensar a la víctima, que sólo intenta minimizar las consecuencias",
dice la psicoanalista Milagros Oregui, que ha tratado casos como el de María
C. "Las víctimas asumen aquello de que quien bien te quiere te hará llorar y
piensan: ‘Me pega porque me quiere, me lo merezco’. Se autodesvalorizan y
asumen una conducta masoquista que les hace aguantar. Las consecuencias
emocionales aparecen a posteriori, como una neurosis traumática", añade
Oriegui.
María C. se dio cuenta de que era una mujer maltratada al leer el libro
Violencia contra la mujer, de Lidia Falcón. A partir de ese momento, empezó
a estudiar con la ilusión de huir, pero aún tardó años en escapar, después
de varias denuncias que "sólo sirvieron para que a él le condenaran a dos
días de arresto y me diera más palizas". Así, "hasta que un día me di asco
ante el espejo". Corría 1998. "Hablé con mis dos hijos y les dije: ‘Me tengo
que ir’. No encontré ayuda por ningún sitio. Me marché con una mano delante
y otra detrás y tuve que dejar a los niños con su padre porque no podía
mantenerlos. Me fui lejos, a trabajar en un almacén de fruta. Era un trabajo
muy duro y tenía la espalda destrozada de las palizas. Sin embargo, el poder
ganarme la vida me dio mucha fuerza. Al año siguiente, me marché a Madrid
para buscar un empleo mejor". En esa ciudad encontró un trabajo como
informática y una nueva pareja ("eso me ha ayudado a ver que no todos los
hombres son iguales"). Pero su pesadilla sigue ahí.
"Todavía me quedan varias operaciones por las lesiones que me causó, entre
otras la del tímpano que me reventó, y estoy con ayuda psicológica", detalla
María C.Su psiquiatra le ha diagnosticado "neurosis traumática" debida a la
"presión psíquica de vivir bajo una amenaza constante y a las secuelas que
persisten debido a los malos tratos". La terapia, dolorosa, trata de
convertir las vivencias humillantes en fortaleza.
"¡Ojalá contar todo esto sirva para que despierten otras mujeres que están
como yo estuve!", dice María C. A ellas les ofrece las líneas que escribió
uno de sus peores días: "No conozco a esa señora que llaman felicidad. Para
mí la verdadera dicha sería la muerte. Una muerte sin dolor, sólo un dulce
sueño (…) Ésa es mi felicidad, dejar de sufrir, no llorar nunca más (…)
¿Puedes llegar a pensar que no eres nada? Yo sí lo he pensado. Si fuera una
verdadera mujer, entonces no habría llegado a donde he llegado, a caer en un
pozo sin fondo del que difícilmente podré salir".
Salir, un verbo difícil de conjugar en el maltrato, coincide Raquel, una
veinteañera con diploma universitario. "Sientes que todas las puertas están
cerradas. Te odias a ti misma por lo que te ocurre y eso te anula. Eres un
despojo humano", explica. Ella no salió sola: la sacó una amiga con un
billete para poner kilómetros de por medio con su hijo en brazos. "De no ser
por ella, yo me habría matado o me habría dejado ir. Sola no habría salido",
reflexiona esta joven que pide silenciar su nombre real.
Raquel es una de las 28 mujeres que hallan atención y refugio en el centro
de recuperación integral de la Federación de Mujeres Separadas y
Divorciadas. Su hijo es uno de los 34 que llenan de barullo un recinto en el
que han vivido más de 400 mujeres desde que se fundó, hace 14 años, según
detalla su directora, Ana María Pérez del Campo.
"Al principio él era un encanto, y la vida, un paraíso. Nos casamos. Cuando
estaba embarazada de tres meses me dio la primera paliza. Me pegaba cuando
el acoso psicológico no le surtía efecto, pero la mayoría de las veces ni
siquiera necesitaba golpearme", relata Raquel. "Yo me sentía muy mal, pero
no me consideraba una mujer maltratada. Tampoco tenía valor para contar a mi
familia lo que me ocurría. Él me había hecho creer que nadie me quería,
excepto él. Sentía que todas las puertas estaban cerradas. Tenía miedo, y el
miedo no es buen amigo", añade.
"El maltrato psicológico me dañaba tanto que yo me autolesionaba. Me hacía
cortes, dejaba de comer. Intenté suicidarme. Al final me convertí en una
sombra de él, en una caricatura de mí misma, hecha a su imagen y semejanza.
Además, era su criada. Cuando nació el niño también empezó a maltratarle a
él. Ahora, cuando el crío ve a un hombre que se le parece, llora", relata
Raquel.
Lejos de la violencia y con unos kilos más, se siente libre, "feliz a
ratos". La terapia y el hecho de que las agresiones duraran relativamente
poco tiempo juegan a su favor. "Las mujeres aguantamos esas situaciones por
la educación que hemos recibido y que nos hace pensar que somos incompletas
si no tenemos un hombre", reflexiona. "Seguro que voy a salir adelante. No
quiero sentirme víctima de nada ni de nadie. Esto no va a marcar mi vida.
Forma parte de mi pasado y algo de mi presente, pero no va a determinar mi
futuro", concluye con énfasis.
Fuerza hay también en la mirada de Erika, otra mujer con nombre supuesto que
ha encontrado apoyo en el mismo centro. Llegó después de que este verano su
ex compañero, sobre el que pesaba una orden de alejamiento, fuera detenido
al acercársele "con un hacha, una catana, un cuchillo, una navaja y un
martillo". "Recibía maltrato de todo tipo. Era un sinvivir. Aguanté por
pánico, porque no sabía adónde ir. Siete años. No me importaba mi vida. Si
he tirado para adelante es por mis hijos. Por ellos, para salvarles, fui
capaz de irme", relata esta artista. "Estoy tranquila, aunque no he salido
de la pesadilla. Sé que él removerá cielo y tierra para encontrarme. Espero
que no me pille".
También huye y se refugia Elena, otro nombre falso. "A los tres meses dejé
de ser persona, por el maltrato psicológico continuado. Ha sido un secuestro
emocional, una dependencia que me puso al borde de la muerte. Un día me
decía que me quería mucho y al siguiente me ponía de vuelta y media. Llegué
a creer que todo era por mi culpa", relata esta universitaria en la
veintena. "Aunque estoy muy mal por lo que he pasado, me siento muy bien por
haber sido capaz de salir", concluye con sonrisa triste.
Gesto parecido al de D., un ama de casa octogenaria con medio siglo de
maltrato a la espalda. Cada tarde, dedica la poca vista que le dejan las
cataratas a leer cuanto cae en sus manos en un centro de mayores. "Leo tanto
para ver si encuentro un monstruo peor que el que fue mi marido", justifica.
"¿Por qué aguanté tanto? Hija mía, porque aquello era como una droga",
zanja. |
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"Los jueces ignoran que el
maltrato no es una violencia más" |
CHARO NOGUEIRA – Madrid .- EL PAÍS – Sociedad
– |
Entrevista
Soledad Murillo, secretaria general para las Políticas de Igualdad del
Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales y uno de los artífices de la ley
integral contra la violencia de género, espera estar viviendo algo más que
una tregua. Tras la muerte de 59 mujeres a manos de su pareja o ex pareja en
lo que va de año, desde hace más de 30 días ha cesado el goteo de lutos.
Murillo (Madrid, 1956) confía en que el Senado apruebe la norma el mes que
viene también por unanimidad. También le preocupa el aumento de peticiones
masculinas de órdenes de protección contra la violencia doméstica.
Pregunta. Desde el mundo de la justicia se ha dicho que supone una
judicialización excesiva de las relaciones sentimentales.
Respuesta. Acusar de intromisión en las relaciones privadas cuando estamos
hablando del derecho a tener a salvo la vida y la dignidad, me parece una
postura estética e irresponsable. No regulamos situaciones de conflicto,
sino de violencia. La aprobación de la ley por unanimidad en el Congreso
significa que los grupos políticos han convertido la violencia de género en
un asunto de Estado.
P. ¿Se mantendrá esa unanimidad en el Senado, donde el PP es el grupo
mayoritario?
R. Así lo deseo. Apelo a la responsabilidad y buen criterio para que esta
ley salga consensuada y convalidada por todos los grupos políticos.
P. ¿Se mantendrá el tratamiento penal más duro para los hombres y la ley
afectará sólo a las mujeres?
R. Sí. No se va a vulnerar sustantivamente el proyecto que salió del
Congreso, donde el agravamiento penal se extendió también a quienes dañen a
un conviviente especialmente vulnerable.
P. ¿Cree que en la calle se entiende que se castiguen más las amenazas y
coacciones de los hombres que las de las mujeres?
R. No es un tema de mujeres contra hombres y esa primera lectura sesgada y
muy interesada ha sido desautorizada. Los sentimientos son una condición de
vulnerabilidad. Las mujeres no denuncian por esa vinculación amorosa con su
agresor y eso es indefensión. Cuando una mujer amenaza a un hombre éste no
experimenta terror o indefensión. Al revés, una coacción o una amenaza suele
ser la antesala de lesiones e incluso muerte.
P. Los jueces han mostrado reticencias ante esta ley.
R. Hubo quien dijo que existían denuncias falsas por violencia de género sin
aportar datos. Me preocupa el argumento que subyace ahí: la necesidad de
manipulación de las mujeres. Ahora bien, si se detectan, adelante con todas
las medidas disponibles para evitarlas, pero en ningún caso hay que imputar
una responsabilidad a las mujeres, a las que les cuesta mucho llegar a
denunciar. Aguantan una media de ocho años de maltrato antes de hacerlo.
P. También ha habido críticas a los juzgados especializados, que llevarán
las causas civiles y penales derivadas del maltrato.
R. Evitarán que la mujer víctima tenga que ir con el auto en el bolsillo de
juzgado en juzgado mostrando su situación. Tendrán medios suficientes.
P. ¿Le preocupan los jueces?
R. He hablando con ellos y no saben lo que es el maltrato, lo ven como una
violencia más y no entienden la retirada de denuncia, la reconciliación…
Es un problema de formación.
P. La proporción de hombres que piden la orden de protección contra la
violencia doméstica ha aumentado al 7%. ¿Le inquieta?
R. Es un incremento que no puede desestimarse, un dato preocupante. Tenemos
que reflexionar sobre ello y empezar a hablar de cuáles son los modos de
violencia que ejercen las mujeres contra los hombres. La violencia está más
instalada de lo que creíamos. Aunque la violencia sea a la inversa, también
es una quiebra en las relaciones de igualdad.
P. Desde hace más de un mes no se registran muertes.
R. Sí. Es algo que no había pasado al menos desde hace cinco años, que es el
periodo que he podido revisar. Creo que tiene mucho que ver con que hemos
estado discutiendo la ley de violencia y con las polémicas sobre las medidas
de la ley. Eso ha permitido que la calle se haga portavoz de los contenidos
de la norma. También ha coincidido con que el comienzo del mes internacional
contra la violencia de género, por lo que los medios de comunicación han
prestado su espacio a tratar este tema. Cada vez que se trabaja el tema de
la violencia públicamente descienden las muertes.
P. ¿Es una tregua?
R. Espero que no sea una tregua, sino que suponga una toma de conciencia por
parte de los sujetos que no saben o no quieren resolver el conflicto de otra
manera, que tengan en cuenta que se les va a perseguir duramente con la
nueva ley.
P. ¿Cree que es un primer efecto de la ley aun sin aprobar?
R. Este efecto cuantitativo es importante, pero también lo ha sido la
discusión sobre ella. Esta norma supone un cambio de actitudes y regula por
primera ven en el ordenamiento jurídico la igualdad en las relaciones
sentimentales. |
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400 muertes después
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- Trescientos metros y siete años
separan los asesinatos de Ana Orantes y Encarnación Rubio en Cúllar Vega
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M. ALTOZANO – Granada
Trescientos metros y casi siete años separan los asesinatos de Ana Orantes y
Encarnación Rubio, ambos perpetrados en Cúllar Vega (6.000 habitantes),
escenario de dos crímenes machistas que sacudieron la conciencia de la
sociedad española. El 17 de diciembre de 1997, José Parejo roció de gasolina
y prendió fuego a Ana Orantes en la puerta de la casa que compartían en la
barriada de El Ventorrillo, 13 días después de que ella detallara en
televisión 40 años de humillaciones y palizas. Encarnación fue la primera
mujer asesinada después de que un juez la amparara con una orden de
protección. La medida no evitó que su agresor la atropellase el pasado 31 de
marzo cuando ejercía su oficio de barrendera a sólo tres manzanas del
domicilio de Orantes, en este mismo pueblo de la periferia de Granada. Entre
uno y otro crimen, casi 400 mujeres murieron en España a manos de sus
parejas, según el Instituto de la Mujer.
Hay un antes y un después de la muerte de Ana Orantes. "La gente vio en la
televisión a una mujer normal, arreglada y bien vestida que contaba su
tragedia familiar, y a los pocos días conocieron su asesinato en unas
circunstancias especialmente violentas", dice el forense y especialista en
violencia de género Miguel Lorente. "Con ella, estos asesinatos dejaron de
considerarse casos aislados de la España negra para convertirse en fenómeno
cultural y social que puede afectar a cualquiera. Debemos a Ana Orantes este
cambio de perspectiva".
Al cabo de siete años, Raquel, la séptima de los ocho hijos de Ana, se
refiere a su padre como "el hombre que asesinó a mi madre". Tanto ella como
dos de sus hermanos, Charo y Francisco, borraron de su carné el apellido de
su progenitor, una carga demasiado pesada. Esta administrativa de 28 años
recuerda cómo tres de sus hermanos huyeron del domicilio familiar antes de
cumplir 18 años. Escaparon, dice, de "una película de terror" con un
argumento repleto de golpes y salpicado de abusos sexuales.
Desde el asesinato, Raquel se dedica a buscar un fin a su "infancia
arrebatada"; a dar sentido a la muerte de su madre. Hace cuatro años que
recorre el país en conferencias, mesas redondas y programas de televisión
como miembro de la Plataforma de Mujeres Artistas contra la Violencia de
Género. "Proporciono datos sobre violencia machista y analizo las
complicidades judiciales, policiales y mediáticas que muchos tienen aún con
el fenómeno", explica. Lo hace en homenaje a su madre. "Pienso que su muerte
puede servir para algo", dice. "Ella se sacrificó por nosotros y yo no puedo
decepcionarla".
Cuatrocientas muertes machistas después, las calles de Cúllar Vega volvieron
a ser calvario de otra víctima de la violencia de género. El 31 de marzo
pasado, Francisco Jiménez Uceda arrolló tres veces con su coche a su esposa,
Encarnación Rubio. Jiménez se llevó por delante la eficacia de la orden de
protección dictada por la titular del Juzgado número 1 de Santa Fe (Granada)
que, desde el 28 de enero, le obligaba a mantenerse al menos a 100 metros de
la víctima, su casa o su lugar de trabajo. El asesino saltó esa frontera en
dos ocasiones con conocimiento de la juez y la Guardia Civil. Jiménez
aprovechó la tercera. Sus neumáticos dejaron marcas: ocho meses después, aún
se pueden ver.
Ambos crímenes suscitan sentimientos encontrados entre los vecinos. El
Ayuntamiento, con acuerdo de todos los grupos, convirtió la violencia
machista en punto esencial de su agenda. Su servicio de orientación familiar
atendió en 2003 a 57 mujeres, de las que diez fueron asesoradas por
presuntos malos tratos, según su coordinadora. Cada noviembre, el municipio
rinde homenaje a sus víctimas con una semana de actividades que, este año,
incluirá la inauguración de un monolito en memoria de Ana, Encarnación y el
resto de las víctimas. Pero muchos aún no entienden el significado de esas
muertes, según Teresa Cuesta, presidenta de la asociación de mujeres La
Huerta, la única del pueblo. "Las mujeres no las justifican pero las acallan
creando una coraza. Dicen que ni Ana ni Encarnación eran gente de aquí",
asegura.
Francisco Jiménez permanece en la cárcel a espera de juicio por la muerte de
Encarnación. José Parejo, cumplió seis de los 17 años a los que fue
condenado. A principios de año pidió que se le concedieran permisos para
poder salir de prisión, pero los técnicos penitenciarios se los negaron por
la alarma social que podría causar. El pasado día 13 abandonó
definitivamente su celda para ingresar en un hospital de Granada, donde un
infarto acabó con su vida. |
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Casi 300 mujeres muertas en
cinco años a manos de su pareja |
Cadena Ser – Sociedad |
El Congreso de los diputados va a hacer (a propuesta de izquierda unida) una
declaración institucional con motivo del Día Internacional contra la
Violencia de Género que será leída por el presidente de la Cámara, Manuel
Marín. Según el Onservatorio contra la Violencia Doméstica en los últimos
cinco años han muerto en España 295 mujeres. Con motivo del día contra la
violencia de género, el congreso va a pedir a todas las instituciones que
pongan en marcha sus recursos para que desaparezca este problema. A
mediodía, el ministro de Asuntos Sociales, Jesús Caldera, va a presidir un
homenaje a las víctimas en la sede del Instituto de la Mujer en Madrid.
Los datos que rodean este fenónemo son trágicos. En los últimos cinco años,
295 mujeres han muerto en nuestro país víctimas de malos tratos y en lo que
llevamos de 2004 han muerto 59 mujeres, según datos del Observatorio contra
la Violencia Doméstica, que también recuerda que cada día se registran 165
denuncias por malos tratos.
Este año se han cometido más de 30.000 delitos relacionados con los malos
tratos y más de 13.000 por faltas. Los jueces han concedido más de 13.300
órdenes de protección a las víctimas, un 78 por ciento de las solicitadas.
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El Gobierno pone en marcha
la teleasistencia para las mujeres maltratadas |
- Todas las víctimas con orden de
protección podrán solicitarla a partir de la próxima semana
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AGENCIAS
El ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, anunció la puesta
en marcha, a partir de la semana que viene, de un servicio de teleasistencia
integral para las víctimas de la violencia de género en todo el país. Según
anunció el ministro, todas las mujeres con orden de protección podrán
solicitar a partir de la semana próxima este programa gratuito y antes de
fin de año "más de 6.000 mujeres" tendrán este dispositivo, explicó Caldera.
“El sistema es ilimitado y toda persona con orden de protección que así lo
solicite tendrá el aparato", afirmó Caldera, quién mostró su convencimiento
de que con "este sistema se podrá evitar un porcentaje importante de los
actos de violencia contra las mujeres". El servicio de teleasistencia
consiste en un teléfono móvil con GPS que permite a las víctimas de la
violencia de género estar localizadas en todo momento por los centros de
atención.
El "teléfono móvil" dispondrá sólo de tres teclas operativas
(encendido/apagado, contacto con el Centro de Atención y Emergencia) "y
envía a cualquier hora del día cualquier día del año" la señal de alarma tan
sólo apretando un botón y en la modalidad de "manos libres". A través de
este aparato, el Centro de Atención conocerá la situación de la víctima y,
en caso de emergencia, avisará inmediatamente a las autoridades policiales y
servicios sociales más cercanos a la víctima. |
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