La reforma de las
titulaciones para adaptarlas al espacio europeo hacía necesario
reformar distintas cuestiones: el crédito universitario, el diploma
que reciben los estudiantes, el tipo de titulaciones que existen y
su estructura.
Los dos primeros aspectos se han
reformado, como deben hacer el resto de los países de la Europa
común para establecer que un crédito ya no equivale a 10 horas de
clase, sino que incluye también horas de estudio del alumno y de
trabajos, y que todo diploma irá acompañado de un suplemento al
título en el que se detallarán las materias cursadas con el fin de
facilitar su homologación en otros países.
Pero este año ha quedado pendiente,
por las discusiones que han suscitado, la reforma de las
titulaciones para adaptarlas a los títulos de grado y posgrado que
habrá en el futuro espacio universitario europeo, así como otra
cuestión promovida por el Gobierno: la evaluación obligatoria de las
carreras cada seis años.
El conflicto empezó cuando el
Gobierno anunció que desaparecerían las diplomaturas, las
ingenierías técnicas y arquitectura técnica. Esta medida (que
seguirá en 2004) ha provocado el enfrentamiento entre responsables
de algunas titulaciones y colegios profesionales de ingenierías
técnicas y superiores por las atribuciones que se les otorgarán en
el futuro. En la cuestión de la evaluación de las titulaciones, las
quejas principales se centran en la intervención de la Agencia
Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA).
El PP quiere que la haga este
organismo (creado con la LOU) al margen de las autonomías. Este
anuncio ha sentado como un jarro de agua fría tanto en muchas
comunidades, que tienen sus propias agencias de calidad, como en las
universidades. Y el Consejo de Coordinación Universitaria, el máximo
órgano de planificación de la educación superior, ha emitido un
informe también en contra. |