El Ministerio de Educación
tramita un decreto sobre el acceso a la universidad
que desarrolla lo establecido en la Ley Orgánica de
Universidades. Se pretende configurar las pruebas que
deberán efectuar los estudiantes al término del
bachillerato, después de que la citada ley
estableciera la desaparición de la selectividad. A
partir del próximo curso, el título de bachillerato
dejará de obtenerse tras la aprobación de los cursos
correspondientes y será necesario superar la prueba
general del bachillerato, similar a la antigua
reválida. Tras ella, las universidades podrán efectuar
otras complementarias de acceso, según el citado
decreto.
Los rectores de las universidades
públicas, que han debatido el borrador del texto,
consideran que el sistema que dibuja es demasiado
complejo y generador de desigualdades, por lo que
proponen que no haya pruebas en cada universidad y se
tenga simplemente en cuenta la nota del bachillerato,
reválida incluida. Los rectores piden también
intervenir, junto con los responsables de la enseñanza
secundaria, en las pruebas de la reválida.
Del ministerio cabe esperar pocos
cambios en el borrador de decreto. El actual equipo de
Educación es firme partidario de introducir en el
sistema universitario mecanismos de competencia entre
los diferentes centros, con la idea de que esa pugna
acabe redundando en una mejora de la enseñanza. Dentro
de ese marco, dar la posibilidad a las universidades
de que seleccionen a sus alumnos es una de las medidas
fundamentales.
Como han subrayado los rectores y
asociaciones de estudiantes, se quieren introducir en
el sistema español mecanismos habituales en los países
anglosajones. El sistema propuesto creará bastantes
quebraderos de cabeza a los alumnos: hacer, además de
la reválida, una o varias pruebas más para asegurarse
el ingreso en alguno de los centros elegidos es más
complicado que el actual mecanismo de selectividad,
con todos sus defectos. Esa mayor complicación tendría
sentido si el eventual beneficio, la competencia, la
compensara con creces. Pero eso parece improbable. En
el nivel de licenciatura, lo más importante es
garantizar que accedan a la Universidad todos los
capaces. Es más adelante, en máster y doctorado,
cuando la competencia entre centros cobra sentid
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