Las mujeres de este país,
¿también somos personas, y ciudadanas?. Nos amenazan, nos maltratan,
nos acosan, nos explotan laboralmente, nos esclavizan en redes de
prostitución, y nos matan. Nos matan a montones. Nos matan cada
pocos días. Nos matan tras docenas de denuncias. Nos matan tras años
de malos tratos. Nos matan también un poco cada día con el miedo que
nos atenaza cuando aunque cada día nos maltraten, no nos atrevemos a
denunciar porque eso nos puede costar la vida: a martillazos, a
navajazos, a golpes. Nos matan un poco cada día cuando vemos que a
otras mujeres, tras años de sufrimiento, las matan.
Hoy me ha impresionado una
frase de Iñaki Gabilondo hablando del último asesinato de una mujer:
si el marido hubiera sido de la kale borroca…
Pero como no lo era, como
sólo tenía más de cincuenta denuncias…
Lo peor de todo, es que
están convirtiendo en impotencia nuestra, su desidia, su desinterés,
su complicidad.
No nos vendan más campañas
de seguridad ciudadana. No nos indispongan contra las y los
inmigrantes –que también padecen su violencia-. No pretendan
convertir nuestro derecho a vivir en un estado policial. Ustedes,
señores/as políticos/as, no defienden la vida porque no la conocen,
no la aman. Ustedes sólo aman sus sillones, su poder emponzoñado de
miserias, de muertas y muertos.
Y mi última reflexión ¿qué
estamos haciendo las organizaciones de mujeres? No podemos, no
debemos esperar más. Por encima de objetivos, proyectos, acuerdos y
desacuerdos, es el momento de unirnos con un objetivo común,
prioritario e innegociable: una Ley Integral contra la violencia de
género. Una ley de máximos, no de mínimos. Una ley
con dotación presupuestaria. Y el compromiso y la implicación
de todos los agentes sociales: partidos, sindicatos, medios de
comunicación, centros educativos, ciudadanía… para acabar de
verdad con este “problema” que a las mujeres nos cuesta la vida.
Sevilla, 12 de junio de 2003
Laura Villafuerte, del Secretariado del Confederal |